El Diario

El miedo los sigue tras su deportació­n

La criminaliz­ación del proceso marca la vida de centroamer­icanos que deben regresar a la violencia de la que intentaron huir

- IMPREMEDIA

Pilar Marrero

pilar.marrero@laopinion.com

Durante todo el vuelo en el que la deportaron de regreso a Guatemala, Andrea, como todos los demás inmigrante­s, tuvo las esposas puestas y cadenas en la cintura y piernas.

La sensación de ser una delincuent­e había comenzado a su llegada a Estados Unidos unos meses antes pidiendo asilo, con grabacione­s de las amenazas de muerte que había recibido si no pagaba una suma de dinero a un grupo de antisocial­es.

Fueron estas mismas amenazas, repetidas durante un largo tiempo, las que la obligaron a tratar de escapar y buscar refugio en este país donde vive una hermana suya desde hace algunos años.

Pero a pesar de tener consigo pruebas de su situación -audios y reportes de policíalas autoridade­s migratoria­s la detuvieron durante meses y le dijeron que no creían su historia, negando que existiera un “miedo creíble” de regresar a su país, un estándar legal que se aplica a todos los solicitant­es de asilo.

Andrea atribuyó su fracaso a no tener abogado. Pero su tiempo en Estados Unidos fue descorazon­ador, desde el día que la arrestaron cruzando, pidió refugio y la mandaron durante varios días a la “hielera” -celda helada donde contienen por algún tiempo a los recién llegados.

Luego la mandaron a Joe Corley, un centro de detención en Texas, donde estuvo tres meses esperando ser entrev istada sobre el asilo y luego, apelar su caso ante un juez.

Finalmente la deportaron en octubre de 2016, atada, encadenada y esposada en el avión camino a Guatemala.

Andrea se quedó en la ciudad de Guatemala en vez de regresar a su pueblo, pero el miedo no la deja vivir. Dejó atrás un negocio al irse y ahora encuentra difícil encontrar trabajo. Pero el miedo es lo peor.

“Lo más difícil es superar ese temor; quiero volver a mi pueblo, yo no le debo nada a nadie, no quiero esconderme”, dice Andrea, una de diez refugiados centroamer­icanos entrevista­dos a fondo en un estudio del Centro para Estudios de Migración de Nueva York (CMS).

El regreso de los deportados y la dificultad de volver al lugar de donde escaparon en medio del miedo fue el enfoque de este estudio, dijo Jean Rikers, directora de investigac­iones de la Fundación Cristosal, una ONG centroamer­icana que colaboró en el estudio.

El reporte fue publicado este martes por CMS bajo el nombre: “Miedo y criminaliz­ación de refugiados centroamer­icanos”. En el mismo se encuentran diez casos detallados de centroamer­icanos que fracasaron en su intento por obtener protección en Estados Unidos y fueron deportados al lugar de donde huyeron.

No fue fácil lograr que retornados hablaran francament­e de su caso, dijo Rikers. “El temor es muy fuerte”, indicó Rikers.

Al trauma de lo que ocurre en sus países se añade el fracaso de su intento de emigrar y la sensación de que en todo momento son tratados como delincuent­es y no como solicitant­es de protección.

Según el reporte, más de uno de los entrevista­dos, incluyendo víctimas de tráfico y ex pandillero­s que fueron amenazados por dejar la vida en el gang, temían que Estados Unidos los iba a acusar en vez de protegerlo­s y al regresar a sus países. Los retornados reportaron además que los agentes les dieron informació­n incompleta y equivocada para empujarlos a retirar su solicitud o a retirarla.

CMS recomendó mejorar el trato de los refugiados, brindando más informació­n a los detenidos sobre el proceso y sus derechos.

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/GETTY IMAGES Un agente de ICE registra a una inmigrante antes de ser deportada a Honduras.

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