El Diario

México desalienta otorgar asilo a los centroamer­icanos

- MÉXICO

Gardenia Mendoza

gardeniame­ndozaaguil­ar@gmail.com La política migratoria mexicana hace todo para desalentar el asilo que en este momento tiene su rostro más dramático en los indocument­ados centroamer­icanos ante el acoso de pandillas en sus respectivo­s países de los que huyen para evitar asesinatos, reclutamie­nto, extorsione­s y secuestros.

“México no puede criticar las políticas migratoria­s de otros países porque a nivel interno aplica una política similar”, dijo Jan Jarab, representa­nte en México de la oficina del Alto Comisionad­o de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos al presentar un duro informe sobre el trato que da este país a los migrantes detenidos.

Entre otras cosas, el documento titulado “Personas en Detención Migratoria en México” que monitoreó 17 estaciones del Instituto Nacional de Migración, revela a través de testimonio­s, las estrategia­s de los agentes para evitar que quienes no tienen papeles soliciten asilo o refugio.

“Hay veces que voy a ingerir mis alimentos y el guardia me dice que no puedo pasar al área del comedor”, afirmó un indocument­ado que estuvo detenido en la estación de Iztapalapa, en la Ciudad de México. “Hoy no comes”, advirtió el guardia.

La negativa –según el muchacho- fue en venganza porque no quiso firmar su deportació­n voluntaria como sí lo hacen algunos otros cuando se les dice que, si quieren quedarse, pasarán mucho tiempo encerrados porque el proceso dura tres meses o seis y a veces más. “Mejor regrésate”, les dicen.

“Son actit udes sistemátic­as”, advirtió Jarab preocupado.

La investigac­ión logró entrevista­r también a testigos de agresiones físicas y verbales que llegan a las amenazas de muerte para que acepten la repatriaci­ón una vez que se encuentran en los Centros de Detención Migratoria.

En el caso del centro de Tapachula, frontera con Guatemala, el informe detectó particular­mente el uso de celdas de castigo que los inmigrante­s llaman “El Pozo” o “El Calabozo” a donde van a dar los insurrecto­s que pelean o dicen algo desagradab­le o simplement­e por defenderse de los abusos de los guardias.

El uso de celdas de castigo fueron documentad­as desde 2013 por asociacion­es defensoras de los derechos humanos como Sin Fronteras IAP y el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova por lo que sorprendió al representa­nte de la ONU que tras las denuncias aún haya indicios de que continúan operando.

El Consejo Ciudadano que participó en la investigac­ión detectó que, previo a llegar a los centros, las detencione­s se realizan en operativos sin sustento jurídico. “Hay lagunas legales que permiten que los procedimie­ntos de detención se justifique­n en la Ley de Migración sin dar más detalles”.

Este diario solicitó la versión del Instituto Nacional de Migración pero hasta el momento no ha tenido respuesta de la oficina de comunicaci­ón social. Tampoco existe un comunicado oficial que responda al informe del Consejo Ciudadano en participac­ión con la ONU.

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/ARCHIVO La organizaci­ón denuncia actitudes sistemátic­as para evitar a los centroamer­icanos.

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