El Diario

Aumentan las denuncias por discrimina­ción laboral

En un 60% se han incrementa­do las quejas por vejámenes por el origen, raza, religión y género de los trabajador­es en Nueva York

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Zaira Cortés

Zaira.cortes@eldiariony.com

Una deuda de $10,000 por el cruce de las fronteras de México y Estados Unidos llevó a la guatemalte­ca Ana Ruiz a buscar trabajo en la industria de la construcci­ón, pues su sueldo semanal de $200 como empleada de una panadería de Brooklyn apenas alcanzaba para la compra de alimentos.

Ana, una madre de tres niños, fue contratada en los primeros meses de 2017 por los capataces de una empresa subcontrat­ista. Ruiz comenzó a hacer demolición sin recibir un entrenamie­nto previo de seguridad laboral, además de trabajar más de 48 horas por una paga se- manal de $300.

Pero el supl ic io de A na no se limitaba a las jor nadas extenuante­s y el constante riesgo para su vida en el lugar de trabajo. La discrimina­ción por su origen minó la salud emocional y mental de la madre.

“Odio a los guatemalte escuchaba constantem­ente de su capataz, una mujer

“No me permitía comer con las demás compañeras, con una guatemalte­ca cerca. Las demás trabajador­as eran mexicanas, por eso las favorecía dejándome a mí el trabajo más pesado”, dijo Ruiz, de 38 años y residente de Brooklyn. “No podía en discrimina a otra. Esperaba - zamos la frontera buscando una mejor vida”.

“Me duele más haber callado tanto abuso”

Los compañeros de Ana intentaron defenderla; sin embargo, la amenaza de despido pronto acalló la protesta. Ruiz intentó persuadir a la ! - criminació­n y el acoso, pero su repuesta fue tajante: “tú eres nadie”.

“Todo empeoró, era into- lerable. Avisé a los administra­dores y mandos altos de la empresa, pero no pasó nada. Nadie hizo nada por ayudarme”, expresó Ana. “Ser guatemalte­ca no es un insulto, como la capataz decía. Nadie merece tanta humillació­n”.

La madre interpuso una demanda tras sufrir un accidente en el lugar de trabajo y varias lesiones en espalda, rodilla y cuello.

“El dolor físico no me deja

dormir por las noches, pero me duele más haber callado tanto abuso. No me defendí cuando debí hacerlo. No debí permitir la discrimina­ción, - do a tiempo”, dijo Ruiz.

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