El Diario

Una red de apoyo

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sector de bienes raíces como en el resto. “Nadie contrataba a nadie”, recuerda.

Buscó empleo en Craigslist.com poniendo la palabra “spanish” y encontró una empresa que necesitaba a alguien que contestara el teléfono en español. “Me dijeron que no necesitaba­n a alguien con un MBA”, dice para contar que insistió con el argumento de que había arrancado de cero ya una vez y podía volver a hacerlo.

La empresa era Annie Internatio­nal, una compañía que vendía accesorios para el cabello y a la que terminó representa­ndo en varios mercados internacio­nales. “Estuve ocho años allí”.

Valencia empezó a pensar en su línea para el cuidado del cabello hace tres años y hace dos se retiró de su empresa para dedicarse plenamente a ello.

“Empecé con un plan de negocio e hice una investigac­ión con Cocotique (una empresa que ofrece suscripcio­nes de productos de belleza) y nos dimos cuenta que había mucho interés en el cuidado del cabello, el crecimient­o y evitar la caída. Empecé por ahí, estudiando ingredient­es que en Colombia, Ecuador y Perú se utilizan para cuidados de cabello de forma natural”. Valencia buscó estos ingredient­es en los productos en el mercado y vio que había una oportunida­d para trabajar con estos productos orgánicos y sobre todo con la cafeína.

Trabajó con un laboratori­o que estabilizó las fórmulas y comenzó una andadura en la que ha tenido que seguir adaptando su plan a las realidades del mercado.

“Con Amapelo he aprendido muchas cosas”, dice. “Una de ellas es que lo que crees que va a funcionar no es tan bueno”. “Cuando lancé el producto lo ofrecí a salones de belleza pero los volúmenes eran muy pequeños, lo que sí que llamó la atención es que estaba libres de sulfatos y que está hecho con productos naturales. Tardé en darme cuenta y me dí contra el suelo un rato pero vi que los mejores clientes eran las tiendas de productos orgánicos”.

Otra cosa que aprendió es que por más que se hable de la publicidad en medios sociales y apostara por ella, “las marcas nuevas no arrancan fácil en social media a no ser que tengan mucho dinero para invertir en publicidad y los canales tradiciona­les, como las recomendac­iones de vendedores y especialis­tas de salones de belleza son muy importante­s, el referido humano”. Amapelo lleva menos de un año en el mercado y se vende en la red de la empresa, en Amazon y en muchas tiendas orgánicas en Philadelph­ia, Nueva York y Nueva Jersey

Valencia empezó a hacer distribuci­ón tocando todas las puertas que ha podido y hace lo mismo con una segunda empresa, Kiros Beauty para distribuir productos de otros fabricante­s y ampliar su cartera. Él dice que todos los productos que representa están pensados para distintos consumidor­es y él no empuja la venta de uno sobre otro. “Hay marcas, precios y necesidade­s de cuidados para distintos cabellos, me fijo en el cliente primero y luego ofrezco el producto”, explica.

Tanto Kiros como Amapelo aún no han llegado al punto de equilibrar sus cuentas porque “la inversión de tiempo y dinero no se ha recuperado, es un trabajo en progreso”.l Tanto Kiros Beauty como Amapelo son empresas unipersona­les de momento y es Juan Valencia, que vive en Lancaster (Pensilvani­a) el que hace casi todo el trabajo de llamar a las puertas de sus clientes. No obstante habla siempre en plural de lo que hace en sus compañías. Y lo hace porque dice que siempre ha habido “un equipo de gente que ayuda y la familia”. Se necesita soporte porque muchas veces uno no calcula de todo dónde se mete pero el apoyo permanente de la gente que te anima es importante”.

Valencia dice que hay muy buen apoyo entre los empresario­s hispanos y explica que en ese sentido está muy arropado por la Cámara de Comercio de New Jersey. “Hay una comunidad en la que apoyarse”.

 ?? CORTESÍA ?? Juan Valencia, creador y fundador de Amapelo, una línea de productos para el cabello basados en productos naturales./
CORTESÍA Juan Valencia, creador y fundador de Amapelo, una línea de productos para el cabello basados en productos naturales./

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