Hasta que el dinero nos separe...
de abordar antes de contraer matrimonio es el de las finanzas. Pero Kay dice que “es una de las principales conversaciones que toda pareja debe tener” durante el período del cortejo antes de la boda o irse a vivir bajo el mismo techo.
Y para entablar la charla, el experto explica que puede iniciarse con preguntas como: ¿qué memorias tienes sobre la primera vez que ganaste tu propio dinero?, ¿qué fue lo primero que te compraste con tu propio dinero?, ¿cómo fue la situación económica de tu familia durante tu infancia?, ¿qué hacías con el dinero que te daban como tu mesada semanal?, ¿qué piensas sobre el dinero y cuáles son tus prioridades de gasto?, ¿qué planes tienes sobre cómo vamos a manejar los dos nuestras finanzas?, ¿te gusta ahorrar para el futuro?, ¿te gusta gastar más de lo que ganas?, ¿tienes deudas?, ¿cuántas tarjetas de crédito tienes?, etc.
“Muchas familias, por cultura, no hablan de dinero ante los hijos por lo que muchos individuos crecen sin un sentido claro sobre cómo ganarlo, gastarlo y administrarlo”, explica Kay.
Además por cultura, “muchos padres les inculcan a los hijos la idea que hablar de dinero solo trae problemas”. Pero esto no debe ser una excusa para no entablar una charla previa sobre el concepto que cada uno tiene sobre el dinero y cómo establecerán la administración de su presupuesto familiar.
La conversación debe hacerse con mucha cautela y dejarle saber al futuro esposo o esposa que es importante hablar de ello porque después de casados, de no ser compatibles en el aspecto de las finanzas, podrían terminar separados o divorciados, algo que resultaría doloroso para ambos.
“Después de haber recibido el anillo de compromiso, lo más saludable para los novios es tener conocimiento de cómo cada uno ve el dinero, ya que, después de casarse algunas parejas encaran dificultades frente a la idea de tener que combinar sus activos [o ingresos]”, recalca Kay.
Ante ello resulta clave la conversación previa sobre las finanzas, ya que así se conoce de antemano que él o ella no quiere que nadie se vaya a inmiscuir en sus decisiones de gastos o que no se hará responsable de los gastos personales que se hagan, aún cuando éstos estén dentro del rango de los gastos compartidos.
“Estas formas de pensar pueden ser una señal de advertencia de un comportamiento que puede convertirse en un problema grave en el futuro como una pareja legalmente establecida”, resalta el experto. “Y en una sociedad, donde tantos matrimonios terminan en fracaso por variadas razones, el dinero no debería ser una de ellas”.
Dentro de la conversación también se debe preguntar sobre qué hábito de gasto de cada quien los haría sentir inseguros, incómodos y desconfiados.
Al tener una conversación sobre las finanzas se tendrá también claro, por ejemplo, si van a tener cuentas bancarias por separado, si cada cónyuge se hará cargo de ciertos gastos asignados, si van a tener una cuenta corriente mancomunada y cada quien tendrá otra cuenta por separado en la que depositará mensualmente cierto porcentaje de sus ingresos mensuales, si cada quien tendrá su propia cuenta de ahorro, etc.