Olmedo Morán, el obrero de construcción que sobrevivió a la caída desde un andamio, ahora aboga por ley que requiere que los contratistas garanticen condiciones seguras en los sitios de trabajo
Los obreros de construcción tienen uno de los trabajos más peligrosos del país, no sólo por la naturaleza misma de esa actividad sino además, por la falta de leyes que los protejan y obliguen a los contratistas a proveerles condiciones seguras de trabajo.
Las estadísticas de muerte de trabajadores de construcción en el estado de Nueva York no se comparan con ningún otro sector laboral. Sólo en los últimos 10 años, 464 obreros murieron, 31 fallecieron entre el 2011 y el 2015 y generalmente, los fallecimientos se debieron a caídas desde edificios en construcción, debido a andamios defectuosos y porque los contratistas no cumplen con los protocolos de seguridad para sus trabajadores. Es decir, claramente, esas muertes pudieron evitarse.
En el estado de Nueva York, el 60% de las caídas fatales investigadas por la Asociación de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) están relacionadas con accidentes desde pisos elevados. De forma alarmante, en la ciudad de Nueva York, el 74% de las caídas mortales fueron de trabajadores latinos e inmigrantes y de estas muertes, el 86% trabajaban para contratistas no sindicalizados.
Lo que más llama la atención es que, pese a las abrumadoras cifras de fatalidades que revelan la necesidad de reforzar las pocas leyes que protegen a los trabajadores, como la Ley de Seguridad de Andamios (Scaffold Safety Law), existen grupos de interés vinculados a la industria inmobiliaria, que buscan debilitarla con el apoyo de algunos legisladores en Albany, según la Coalición para la Seguridad en los Andamios (Scaffold Safety Coalition).
El testimonio del trabajador de construcción Olmedo Morán, es crucial por cuanto sobrevivió a una caída desde un andamio. En entrevista con El Diario, el obrero dijo que quiere ser la voz de aquellos que perdieron la vida y aboga para que la Ciudad y el Estado de Nueva York, protejan a los trabajadores de construcción aprobando y fortaleciendo las leyes que garanticen la seguridad en los sitios de trabajo.
El accidente
Para Olmedo Morán, el mundo cambió el día en que resbaló desde un andamio y cayó desde el tercer piso, mientras trabajaba en labores de limpieza de la fachada de una escuela pública en el Alto Manhattan.
Morán quedó muy mal herido, uno de sus brazos resultó ensartado con una varilla de hierro, sufrió la dislocación de la cadera y requirió un implante de titanio en el cuello para devolverle la movilidad. Esas entre las heridas más graves.
Por fortuna, Morán no es una estadística más de los trabajadores de construcción que mueren por negligencia de las empresas contratistas