El polémico “sex detox”
La desintoxicación sexual tiene sus pros y sus contras, conócelos
Desde hace un tiempo se escucha hablar cada vez más seguido del sex detox o desintoxicación sexual, una fórmula que los terapeutas recomiendan a las parejas con muchos años de casados y también a quienes necesitan resetear la cabeza luego de malas experiencias amorosas.
El promotor de esta definición es el psicoterapeuta norteamericano Ian Kerner, quien considera que “cuando se trata de sexo y relaciones, a veces entramos en un círculo vicioso y la única manera de salir de él es empezar de nuevo” predica en sus artículos.
Como recurso sanador suena bastante atinado, pero para todo hace falta cautela. Una cosa es ayunar por decisión y otra por imposición de la naturaleza, y otra por temor a las enfermedades.
Es común que en algún momento de la vida el ser humano experimente la pérdida de deseo, trastorno que biológicamente afecta al 43% de las mujeres y a 31% de los varones en especial a partir de los 50 años, dicen las estadísticas. La disminución de la libido obedece a causas físicas, pero también influyen factores psicológicos y sociales ligados al entorno y al estilo de vida que llevamos.
La actriz Jennifer Lawrence , por ejemplo, dice que prefiere evitar el contacto carnal para no pescarse gérmenes y, en caso de estar en pareja, antes de pasar a la acción, a todos les exige certificado médico.
Puede sonar extrema, pero no está alejada de la realidad si pensamos que, para sostener el negocio, las redes de citas (que no son ONGs sino empresas) alertan sobre a hacer prueba y error en encuentros que por lo general duran un día, como afirman los neurocientíficos Miquel Iglesias y Natalia Urdinguio en su libro La Fórmula del amor., lectura muy recomendable.
Volviendo al détox, como todo tratamiento, no es para siempre . Algunos sexólogos consideran que, si bien es saludable hacer un paréntesis erótico, lo mejor es que no se prolongue demasiado, pues tras un tiempo sin tener relaciones puede hacer que el cuerpo se acostumbre a no tenerlas, e incluso que se muestre reticente a establecer nuevos encuentros.
Finalmente, bajo las sábanas también aplica a la metáfora de la bicicleta.
“Si hace mucho que no la usamos cuando volvemos a subir sentiremos cierta presión, miedo, ansiedad. Se trata de la pérdida de control y seguridad. Cuando mantenemos relaciones asiduamente forma parte de nuestra rutina y tenemos facilidad de relajarnos y de no pensar, porque hay una experiencia cercana positiva, pero cuando pasa cierto tiempo la mente no tiene esta seguridad y entonces aparece la ansiedad de ejecución” afirman los neurocientíficos Miquel Iglesi as y Natalia Urdinguio en su libro La Fórmula del amor.