Según la edad
La ira, la tristeza, el miedo, la alegría, la sorpresa, el interés, el disgusto y la vergüenza. Estas son algunas de las emociones primarias del ser humano, que cada quien expresa según las capacidades que desarrolló desde la infancia para regularlas y controlarlas.
De acuerdo con los estudios en el campo del comportamiento humano, el nivel del control de las emociones está ligado directamente al nivel que cada individuo alcance en el desarrollo de su inteligencia emocional, es decir a su capacidad para identificar, entender y manejar las emociones de forma correcta, de manera que facilite la realización de metas y objetivos, una relación saludable con los demás, el manejo del estrés y la superación de los obstáculos.
Esta inteligencia emocional empieza a desarrollarse desde los primeros años de vida. Y de acuerdo con la psicóloga Sanya Pelini, quien se dedica a la investigación educativa en la Universidad Paris-Est Créteil de Francia, la forma como reaccionan los padres (en forma positiva o negativa) ante las emociones o sentimientos de sus hijos “tienen un gran impacto en el desarrollo de su inteligencia emocional”.
“Un niño que es ridiculizado por sentir miedo ante cierto evento, podría sentirse avergonzado la próxima vez que sienta susto”, dice la Dra. Pelini en una de sus columnas escritas para Parent.com.
Asimismo explica que invalidar lo que siente el menor evitará que éste aprenda cómo manejar sus emociones.
“Cuando al menor se le enseña cómo identificar sus emociones, se le proporciona la herramienta que lo ayuda a expresar lo que siente, conduciéndolo así a a lidiar con sus sentimientos de una forma socialmente apropiada”.
Las emociones que experimentan