Mantenerse socialmente activo es vital
Las personas mayores que evitan la soledad y el aislamiento social, y que participan en las actividades de los centros para envejecientes tienen mejor estado de salud física y mental
No sólo aprendió a tocar muy bien la guitarra y a adentrarse en el intrincado mundo de las computadoras. A sus 66 años, Rodrigo González también es un diestro y entusiasta usuario de las máquinas de coser, algo que en un principio pensó era una actividad difícil y sólo para mujeres.
“Me metí en clases de costura y me gusta mucho; es algo muy bonito. Ahora yo mismo coso toda mi ropa; me arreglo mis pantalones, mis camisas, me hago bufandas y hasta he hecho cojines para mi casa”, cuenta González quien reside en el vecindario latino de ‘El Barrio’.
El inmigrante, originario de Ciudad de México y con 35 años viviendo en la Gran Manzana, aprendió estas nuevas habilidades –y otras más–, gracias a los talleres y las clases que toma desde hace cinco años en el centro de envejecientes ‘Carter Burden/ Leonard Covello Senior Center’, ubicado en el 312 East 109th Street del East Harlem, en Manhattan.
“Paso aquí más tiempo que en mi propia casa. Vengo los siete días de la semana y me quedo casi todo el día (...) Aquí hay mucho que hacer, además, puedes conversar con otra gente y te sientes como en familia”, comenta el mexicano quien trabajó por más de 25 años en el área de mantenimiento del Hospital Metropolitano de Manhattan.
“Yo vengo aquí porque ¿qué voy a hacer todo el día solo sentado en mi casa? Si «Los latinos mayores como yo no deben dejarse caer en el olvido. Hay muchos lugares a donde pueden ir para manternerse activos y ocupados». no hago nada me enfermo porque estoy acostumbrado a trabajar desde chico; siempre he sido un hombre muy activo”, agrega.
Aunque a simple vista parece un hombre robusto, González está incapacitado para trabajar. Hace cinco años, debido a una hipertensión mal controlada, sufrió un derrame cerebral que lo dejó en coma por cinco días y postrado en la cama de una hospital por más de un mes. A ello le siguió una operación de corazón abierto.
Pero, actualmente, González se considera un hombre saludable y asegura que ello se lo debe en gran parte a todas las actividades que realiza en el centro para envejecientes, incluyendo ejercicios y clases de nutrición.
También, el sexagenario destaca que otro beneficio de acudir a un centro de envejecientes es el poder recibir alimentos gratis o económicos –por el desayuno y el almuerzo juntos paga sólo $1.50 diarios–, algo que es de gran ayuda para alguien que sobrevive sólo con el poco dinero de la pensión que re-