Desde Rusia con amor... por el Mundial
El inmenso y enigmático país quiere lucirse en un momento de grandes tensiones internacionales
Rusia, un país siempre distante y enigmático desde la perspectiva occidental, acoge a partir de este jueves la fiesta que cada cuatro años el fútbol brinda al mundo y que gracias a las telecomunicaciones se ha convertido en el espectáculo más visto por la humanidad.
Para las autoridades rusas, la celebración modélica del Mundial es un desafío en el que han empeñado ingentes recursos financieros y humanos, en un esfuerzo titánico por ofrecer la mejor cara de este país de 144 millones de habitantes en un momento de grandes tensiones internacionales.
Once ciudades y doce estadios, repartidos en una amplia geografía –de Kalinigrado en el oeste a Yekaterimburgo en la frontera entre Europa y Asia–, serán los escenarios del torneo que concitará durante un mes la atención mundial.
Para hacerse una idea de la magnitud de las distancias entre las sedes basta decir que Kaliningrado y Yekaterimburgo tienen una diferencia de tres horas. De modo que los aficionados de América que verán por televisión desde sus países los partidos mundialistas lo harán a horas inusuales, al igual que ocurrió el Mundial de Corea del Sur-Japón.
Hasta hace algunos años Rusia tenía fama, y fundamentada, de ser un país muy caro para el extranjero, pero la crisis económica que ha traído consigo la depreciación de su moneda, el rublo, ha abaratado considerablemente la estancia de los visitantes.
La cotización de la moneda rusa fluctúa actualmente entre 60 y 62 rublos por dólar y 72 y 75 por euro, y se puede cambiar en cualquier banco, que anuncian en letreros luminosos el tipo de cambio del día. Un menú sencillo de dos platos en hora de almuerzo puede costar entre 250 y 400 rublos (entre casi 4 y 6.5 dólares).
El transporte es bastante más barato que la media europea, sobre todo el taxi si se pide con la ayuda de alguna de las aplicaciones de internet, que tiene la ventaja añadida de evitar malentendidos o abusos a la hora de pagar la tarifa.
Una de las grandes preocupaciones de los viajeros a Rusia es el tiempo en los lugares de destino; pero la meteorología será favorable a los que vengan a disfrutar del Mundial de Rusia, tanto en condición de espectadores como de miembros de sus selecciones nacionales.
Durante el Mundial de Rusia las temperaturas máximas en las sedes oscilarán entre los 16 y 30 grados centígrados, siendo la más calurosa Rostov del Don, en el sur del país, donde jugarán, entre otras, las selecciones de Brasil, Uruguay y México. El verano ruso puede sorprender con algún chaparrón más propio de los trópicos.
Si el clima en verano no es un problema en Rusia, sí puede serlo el idioma, y durante todo el año: entre los rusos, que aunque como todos los eslavos tienen una gran facilidad para aprender otras lenguas, no abundan los que hablan inglés y, menos aún, francés, pese a que esta última era la preferida de la nobleza rusa.
Es aquí donde la tecnología acude en ayuda del visitante extranjero: las aplicaciones de traducción cargadas en un móvil pueden ser de gran utilidad.
Consciente de esta dificultad, el Comité Organizador del Mundial organizó un dispositivo de cerca de 15,000 voluntarios, en su inmensa mayoría estudiantes universitarios con conocimientos de idiomas, distribuidos en lugares estratégicos: aeropuertos, estaciones ferroviarias, estaciones de metro, estadios y espacios para los fans.
En todo caso, la pronunciación rusa de los nombres de las ciudades sedes no reviste mayor problema; hay algunas que se pronuncian igual que en español, como es el caso de Saransk, Sochi, Rostov y Samara, o muy similar, como el de Kazán.