Casi 300 arrestados
La gesta de los “bleus” cobró ayer esplendor popular en París un día después de haberse hecho real en Moscú. Los campeones del mundo comprobaron el fervor que ha provocado en Francia su logro, aplaudido por cientos de miles de personas en los Campos Elíseos camino del palacio presidencial.
Antes de recibir la felicitación del presidente, Emmanuel Macron, en nombre de toda la nación, fue una parte importante la que les aclamó, como 20 años antes hicieron con sus antecesores. Los Griezmann, Mbappé y compañía recibieron el mismo baño de masas, en el mismo escenario que se llevaron en 1998 la tropa de Zidane y Desailly. Fue el saldo en diferentes ciudades de Francia, 90 de ellos en París, durante las celebraciones del triunfo de su selección el domingo; también hubo 45 policías y gendarmes heridos leves en algunos incidentes
Signo de los tiempos que corren con el tema de la seguridad, sobre todo en un país machacado por el terrorismo, el paseo en autobús descapotable lo hicieron los “bleus” alejados de los hinchas, separados por un impresionante despliegue policial, contraste con sus predecesores, que navegaron entre miles de personas que pudieron tocarles con sus propias manos.
Fue por ello un desfile deslucido ante miles de personas que habían aguardado horas y horas bajo un sol de justicia para poder aclamar a sus héroes, sin importar el enorme retraso acumulado porque la fiesta nocturna en Rusia había acabado tarde.
No fue por ello menos impresionante para los “bleus”, que perdían su vista desde lo alto del autobús y no dejaban de ver miles de caras felices, de banderas tricolores al viento, de escuchar voces que aclamaban sus nombres.
Las bengalas rojas, azules, blancas tiñeron de colorido el recorrido, igual que la patrulla de Francia, la formación de aviones de acrobacia del Ejército que dibujaron en los cielos la bandera francesa.
Copa en mano entró en el patio del Elíseo el capitán Hugo Lloris acompañado del técnico Didier Deschamps.
Macron descendió para abrazar, uno por uno, a los 23 futbolistas, antes de que todos juntos posaran en las escaleras para la foto, acompañada de cantos de los futbolistas y La Marsellesa.
Brigitte Macron insistió en tocar el bigote de Adil Rami, el único de los jugadores de campo que no disputó ni un minuto en el Mundial, pero cuyo mostacho se convirtió en un talismán para el equipo, igual que 20 años atrás lo fue la calva del portero Fabien Barthez.
Luego llegaron a los jardines, donde el presidente y su esposa les habían preparado una recepción oficial con más de 3,000 invitados, un tercio de ellos jóvenes jugadores de clubes de formación de las ciudades de origen de los seleccionados.