UNA TRANSICIÓN MUY LARGA
Méxicocon152días entre la elección del presidente y la toma de poder tiene el segundo periodo de transición más largo detrás de Luxemburgo. Este es un momento demasiado largo de vacío de poder en la vida de una democracia.
La magnitud y el margen de la victoria de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con 53.1% de los votos no deja duda sobre la elección de los mexicanos. Fue un voto de repudio a los partidos políticos y al sistema político, como un voto de confianza a una figura pública que nunca desistió después de dos derrotas electorales.
El sentido de urgencia de los votantes no está correspondido por los tiempos políticos. No deja de ser extraño por ejemplo que la nueva legislatura electa al mismo tiempo que AMLO se haga cargo tres meses antes que el mismo presidente. El 8 de septiembre el gobierno saliente presenta el Paquete Económico 2019, se espera que el equipo de transición negocie una reorientación entre 10% y 15% de los recursos públicos para atender las prioridades del gobierno entrante. El largo período de transición extiende la incertidumbre entre el gobierno saliente que quiere defender lo que considera sus logros y el que llega, como en este caso con la promesa de cambiar precisamente esos áreas.
El caso de la energía es uno de ellos. Hay una expectativa de un sector a que AMLO continué el rumbo fijado por el presidente Enrique Peña Nieto porque se deben defender los compromisos realizados por la reforma del petróleo.
En este marco se habla desde tener que construir sobre las bases sentadas por el gobierno previo como una señal de civilidad democrática a resucitar el lenguaje de campaña, diciendo que eso sería el regreso a los nacionalismos del para desembocar en Venezuela. Todas las amenazas sobre AMLO conducen a una absurda comparación con el régimen de Nicolás Maduro.
Esta búsqueda de semejanza es aún más ridícula al ver que AMLO designó al industrialista regiomontano Alfonso Romo y al economista Carlos Urzúa como responsables de asuntos económicos en su equipo de transición. Esto tranquiliza al sector empresarial lo suficiente como para que Carlos Slim defina la transición como “muy tersa”.
En cuanto al petróleo, la designación de Octavio Romero Oropeza a cargo de Pemex muestra que hoy el propósito del presidente electo es acabar con la corrupción. Más controversial, es el nombramiento de Manuel Bartlett Díaz, mal conocido por el fraude electoral de 1998, para traer transparencia a la Comisión Federal Electricidad.
El mejor ejemplo de la transición fue la introducción de Jesús Seade Kuri en el equipo en la negociación comercial con México y Canadá.
El camino desde la elección a la presidencia es demasiado largo. El próximo periodo de transición presidencial será un mes más corto. Un pérdida de 30 días para el entonces presidente López Obrador, una ganancia para los mexicanos.l