11 goles ha marcado hasta ahora el cuadro de Pedro Caixinha a cambio de sólo dos en contra
“A todos nos cambió totalmente el chip; hizo que nuestra mentalidad fuera ganadora. Nos ha dado las herramientas suficientes para que podamos hacer las cosas de la mejor forma”. Así se expresa Roberto Alvarado, joven volante del equipo.
En México, y con el mayor de los respetos, hace tiempo algo ha ocurrido con la Máquina. Sus frecuentes descalabros en los momentos cruciales han sido tragedia para sus aficionados, pero motivo de burla para quienes no le siguen, los cuales, por supuesto, son mayoría. Entonces, el club cuya gloria se construyó en los años 70 y 80 ha pasado de ser visto como un grande para convertirse en un “meme”.
Por supuesto, los cementeros están realmente necesitados de cambiar esta situación y el inicio del torneo, con toda la mesura posible, da pie a pensar en lograrlo, al menos así lo entiende Billy Álvarez, su tan criticado presidente.
“Hablaré de cómo inició el equipo y esto ha sido una verdadera alegría. Las posibilidades ahorita las enfocamos para ser un candidato a disputar el título y no caer en triunfalismo. Lo importante siempre será quedar entre los primeros cuatro dentro de la clasificación general antes de entrar a una Liguilla”, explicó el dirigente en días pasados a la prensa mexicana.
Aquel título de Invierno
En México se juegan dos torneos por año: el Clausura y el Apertura; sí, en ese orden. Bueno, cuando Cruz Azul logró su última corona, los torneos se llamaban de Invierno y Verano, siendo el jugado en la época de villancicos, posadas y piñatas el conquistado por la Máquina. Era 1997.
En ese campeonato los celestes consiguieron mantenerse imbatidos hasta la jornada 13, es decir, desde el inicio dieron muestra de tener un equipo para tomar en cuenta y muy competitivo.
Al final del curso, el León, su víctima en la final, les superó por un punto (32 unidades). Fueron las fieras y el azul los mejores de aquel campeonato y quienes disputaron la final, decidida con un gol de penalti obra de Carlos Hermosillo tras una agresión del portero argentino del conjunto leonés, Ángel Comizzo.
Ahora los elementos de Caixinha prefieren no fijarse en el retrovisor, sino intentar evitar despegar la vista del parabrisas. En el fútbol, como en el béisbol, el tenis, el fútbol americano o cualquier deporte con pelota o balón como elemento principal, es fundamental no perderlos de vista y justamente eso trata de conseguir el portugués con los suyos: que miren únicamente hacia adelante.
“Desde el momento que se tomó la decisión de traer a Ricardo Peláez (director deportivo) y Pedro Caixinha y por la planeación que se ha hecho para este torneo yo tengo una gran fe. Estoy seguro que si seguimos con este compromiso podemos conseguir el título”, se anima a decir el veterano arquero Jesús Corona, uno de los futbolistas que más ha sufrido decepciones en esta escuadra.
La experiencia de Corona le permite destacar otro factor importante en este arran- que del “dragster” azul: la llegada de Ricardo Peláez, un severo, pero trabajador y profesional directivo, quien junto a Miguel Herrera como técnico en el América y posteriormente en el Tricolor entregó muy buenas cuentas: consiguió dos coronas de Liga, además de dos trofeos de la Concachampions y un par de subcampeonatos.
Este domingo el duelo contra el campeón Santos fue un interesante parámetro para medir el músculo celeste (empataron 1-1), porque tras seis jornadas imbatido, los aficionados, quizá contra su voluntad, comenzaron a creer que por fin habrá luz tras tantas burlas en la oscuridad. Caixinha y los suyos, sin duda, al menos hasta hoy, feliz.. dan pistas de querer cambiar esta novela negra y convertirla en un cuento de final