Mexicanos aún están dolidos e indignados tras un año del sismo
Temen que se repita la historia por la corrupción
Los mexicanos no saben si es más grande su dolor o su enojo. Al cumplirse un año del sismo en la Ciudad de México y varios estados del centro y sur del país que dejó 228 muertos, 169, 000 viviendas afectadas, 38 edificios colapsados y 204 carpetas de investigación, diversos reportes revelan que muchas de esos fallecimientos, construcciones caídas y otras desgracias no debieron ocurrir.
Sucedieron por corrupción y negligencia de autoridades, supervisores, arrendatarios y diversos estratos de una sociedad que, al mismo tiempo que se reconstruye, reclama justicia y poco a poco pone rostro, nombre y apellido a víctimas y victimarios.
“En el siguiente terremoto estaremos condenados a que se repita la historia sino se termina con esta cadena de impunidades”, advirtió Salvador Camarena, quien fue coordinador de una investigación de la organización civil Mexicanos contra la Corrupción con 28 casos donde las pruebas remiten a ambiciones desmedidas.
El caso más emblemático por los 49 decesos fue el de Alvaro Obregón 286, en la capital mexicana, porque a pesar de las recomendaciones previas de que no debería rentarse por daños estructurales el edificio se alquiló hasta para oficinas. Pero pudo ser peor, mucho peor, según advirtió Rafael Forsbach, un estructuralista que desde el 2012 puso en la mira otro inmueble.
En la calle de Xocongo 225, en la colonia Tránsito, el arquitecto había observado que las varillas de las columnas en el nudo de la unión de las trabes carecían de estribos. Aún así, el gobierno de la Ciudad de México permitió que trabajaran ahí hasta el 19 de septiembre de 2017 alrededor de 1,500 personas para la Secretaría de Salud que sobrevivieron de milagro: la mole quedó en ruinas.
No tuvieron la misma suerte 19 niños y siete adultos que murieron aplastados en el Colegio Repsamen, al sur de la CDMX, cuyos dueños utilizaron documentos falsos para obtener permisos y construyeron sin autorización para expandir el negocio.
Max Tenembum Rosenfield, un veterano de la construcción que dio el visto bueno a Amsterdam
25, Edimburgo 4 y Tehuantepec 12. En este último murieron 120 en 1985 también un 19 de septiembre 32 años antes de que se cayeran los otros con siete y 10 víctimas morales.
El ingeniero estructuralista Raúl Perez, quien organizó una investigación del edificio de Amsterdam donde murió su esposa, una hija y dos nietos, descubrió que Tenembaum había utilizado poco acero en las columnas e incumplió con 43 de las 45 normas del reglamento de construcción de la época y, sin embargo, aún supervisa inmuebles en la capital.
En otras entidades afectadas como Oaxaca, Puebla, Hidalgo, Morelos y el Estado de México, organizaciones de la sociedad civil como Infrarural señalan que el principal problema ha sido que el reparto de algunas ayudas porque o fueron condicionadas al voto o no se entregaron o funcionarios venían acompañados de representantes de empresas que querían venderles sus servicios.