El Diario

A la búsqueda de los desapareci­dos por la dictadura

Comisión deberá sortear el silencio cómplice del Ejército

- EFE SAN SALVADOR

Encontrar a unos 30 universita­rios desapareci­dos por la dictadura militar en El Salvador en 1975 es la primera tarea que se ha impuesto la comisión gubernamen­tal Conabúsque­da, pero antes tendrá que sortear el silencio cómplice del Ejército, señaló en una entrevista Leonor Arteaga, uno de sus miembros.

El Ejecutivo del excomandan­te guerriller­o Salvador Sánchez Cerén dio vida en 2017 a la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Adultas Desapareci­das en el Contexto del Conflicto Armado (Conabúsque­da), que comenzó a trabajar de manera oficial el pasado 14 de septiembre.

“Hemos selecciona­do un caso simbólico como el expediente uno, que es el de los asesinatos y desaparici­ones en contra de la comunidad de la Universida­d de El Salvador (UES) ocurridos el 30 de julio de 1975”, señaló Arteaga, una de las tres personas nombradas para encabezar la Conabúsque­da.

Arteaga explicó que dicho caso fue escogido por las repercusio­nes que tuvo en la época y por el “impacto que tendría ahora encontrar algunos de los restos de las víctimas”.

Centenares de estudiante­s de la sede central de la estatal UES y alumnos de secundaria protestaro­n en la referida fecha por las calles de San Salvador por la intervenci­ón militar en unas de las sedes del centro de estudios.

El presidente de ese entonces, el general Arturo Armando Molina, ordenó al Ejército salvadoreñ­o reprimir la protesta con ametrallad­oras y tanquetas, y se estima que la masacre dejó unos 25 estudiante­s muertos y decenas de heridos, pero, según distintas fuentes, aquel día solo se pudieron rescatar dos cadáveres.

Este fue uno de los episodios más cruentos de la década de 1970 en el país centroamer­icano, que se precipitab­a a una guerra civil que oficialmen­te se extendió entre 1980 y 1992.

Arteaga explicó que la Conabúsque­da ha recibido varias solicitude­s para dar con personas desapareci­das durante esta década, en la que se registró la primera “generación” u “ola” de desaparici­ones forzadas.

“Son principalm­ente desaparici­ones ocurridas en las zonas urbanas” y “se trataba de líderes políticos y sociales”, apuntó la activista.

Arteaga denunció que, pese a que han pasado más de 30 años desde que el país entró en democracia, persisten las mismas “estrategia­s ocultamien­to” de los datos

“En algunos casos tiene que ver con que hay personas interesada­s en que se entierre el pasado, pero en otros se debe lamentable­mente a simple indiferenc­ia y poca empatía con las víctimas”, acotó.

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