El Diario

En busca de la identidad de mujeres víctimas del ‘Feminicida de Ecatepec’

Las revelacion­es de la Procuradur­ía de Justicia del Estado de México sobre los crímenes han dejado con la boca abierta a la sociedad mexicana

- Gardenia Mendoza MEXICO

En la oscuridad de la noche o a plena luz del día, los esposos Juan Carlos y Patricia sacaron a hurtadilla­s los cuerpos desmembrad­os de las mujeres que asesinaron. O los echaron en cubetas de 20 litros y arriba de ellos vaciaron cemento gris. O los metieron al congelador en bolsas plásticas.

Las revelacion­es de la Procuradur­ía de Justicia del Estado de México han dejado con la boca abierta a la sociedad mexicana que tuvo hasta hace poco frente a sus narices a dos de los asesinos en serie más persistent­es y cínicos en la historia del país.

En medio del juicio oral que se desarrolló en el salón de audiencias del Penal Sergio García Ramírez, en Ecatepec, Estado de México, Juan Carlos no pudo más y reconoció que mató a 20 muchachas: tres de ellas, eran vecinas del municipio.

Arlett Samanta, de 23 años, desapareci­da en abril, vivía a menos de 100 metros de la casa que rentaban los asesinos en la calle Playa Tijuana 530, en la colonia Jardines de Morelos en el municipios de mayor índice de feminicidi­os en todo el país, donde la policía ministeria­l detuvo a la pareja cuando se disponía a sacar del domicilio algunos restos sobre una carriola.

– Iba a vender los huesosconf­esó el hombre.

El magistrado Eduardo Jiménez no atinó a más que dictarles prisión preventiva para que enfrenten el proceso bajo arresto. “Son un riesgo para la sociedad”, determinó. En los siguientes días, los restos serán sometidos a análisis de genética, odontologí­a y antropolog­ía para buscar la identidad y ayudar a las familias a encontrar a sus hijas desapareci­das.

Crisis

El Estado de México es la entidad con mayor número de asesinatos en el país. Hasta septiembre de este año el Observator­io Ciudadano de Género contabiliz­ó 130 feminicidi­os; la Fiscalía General de Justicia sólo reconoció 60. No obstante, las cifras han ido en ascenso año tras año a pesar de las leyes a favor de la mujer.

“La igualdad de ley existe, pero todavía tenemos techos, de cristal o de hormigón, que obstaculiz­an la equidad de acceso y representa­ción entre hombres y mujeres. Esos techos están construido­s con nuestros prejuicios, con nuestros modelos mentales, con nuestras formas de entender el mundo”, advirtió Andrés Montero, director del Instituto de Psicología de la Violencia

“Y estos productos mentales continúan heredándos­e. La familia es donde se practica la primera y más fuerte socializac­ión”. Del otro lado de la moneda, también se encuentra una sociedad harta que el pasado fin de semana demandó poner fin a los ataques contra las mujer en la zona en una marcha a la que acudieron miles de personas. “La siguiente podría ser tu hija”, se alzó una de las voces impresas en cartulinas.l

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