UN ROMPECABEZAS DE ODIO EN EEUU
La elección legislativa de 2018 es un lodazal en que se mezcla las mentiras, el racismo anti inmigrante y el antisemitismo. Todo esto bajo la estrategia del Presidente Donald Trump de apelar al temor y resentimiento para defender la mayoría republicana en el Congreso.
El Mandatario derrumbó la civilidad que quedaba en el debate político para ponerlo a su altura. A su nivel. Hoy todos estamos revolcados en el chiquero de Trump.
Es imposible no estar manchado por el odio que destila el Presidente con la justificación de que eso es lo que le pide su base política. Parecería que el demagogo que insulta, acusa y difama desde es el estrado para estremecer con rencor, no se dio cuenta que hoy también representa a todos los estadounidenses. Que después, tiene la misión de sanar la heridas desde la Casa Blanca que hoy abre en la campaña.
Lo peor es que el Presidente arrastra por el suelo a un Partido Republicano timorato en defender sus principios básicos. Los críticos internos de la Casa Blanca son escasos. La inmensa mayoría de funcionarios electos pisotea la herencia de Abraham Lincoln al respaldar o permanecer callados ante esta estrategia electoral.
La reciente matanza en el templo en Pittsburgh es un símbolo de la elección. El homicida es un supremacista blanco que creyó la farsa que se repite en los medios sociales de que el donante demócrata George Soros es un judío que paga por una peligrosa marcha inmigrante que entrará al país con la ayuda de la HIAS. La asociación judía para los refugiados en Estados Unidos.
El crimen es un rompecabezas de odio armado con la retórica incendiaria de Trump en que los inmigrantes son violadores y homicidas, y su permisiva actitud ante el resurgimiento del antisemitismo a lo largo del país.
Es un burla de mal gusto que el Mandatario haya visitado el templo, a pesar de la solicitud de las autoridades locales de no hacerlo por dificultades logísticas. La Casa Blanca dijo que tenía el calendario atiborrado por la campaña electoral. Es más importante alimentar las llamas del rencor parcialmente responsables de la masacre que acomodarse al duelo de sus víctimas.
Este será un fin de semana repleto de resentimiento inmigrante. Las acusaciones falsas dichas el jueves por Trump desde la Casa Blanca serán gritadas con altavoz en los próximos días sin tiempo para corregir las mentiras. Sin espacio para calmar con la razón la pasión y el odio que buscan despertar. No existe una crisis migratoria, sino una campaña electoral.
Se puede comenzar a salir del lodazal votando el martes por un Congreso demócrata que frene la arrastrada. La urna es el camino para dejar atrás el chiquero de Trump, porque allí el único contento revuelto en esta suciedad es el Presidente.