El Diario

Orgullosos de servir a su país

- Jacqueline García LOS ANGELES

En el Día de los Veteranos, dos latinos cuentan lo que significa para ellos defender su patria y cómo seguir sus estudios les ha ayudado a lograr sus sueños

Justo después de graduarse de la secundaria en junio de 2001, Jimmy Guevara decidió unirse a la milicia, en la rama de los Marines. Poco imaginaba que tres meses después ocurriría el ataque terrorista contra las Torres Gemelas en Nueva York.

“Yo no tenía planes para el colegio y quería salir del área donde vivía en East Hollywood”, recordó el excombatie­nte de raíces guatemalte­cas. “Crecí alrededor de las pandillas pero siempre traté de no meterme en problemas”.

Y así fue que, en lugar de temer a algo incierto, Guevara se armó de valor y optó por enfrentar su futuro como Marine de los Estados Unidos.

“Lo único que estaba en mi mente era que tenía que estar listo para la guerra”, recuerda este hombre, quien hoy tiene 35 años de edad.

En enero de 2002 comenzó su entrenamie­nto. Luego fue enviado a Japón y a Carolina del Norte para eventualme­nte ser enviado a la guerra de Fallujah, en Irak.

No obstante, al termino de sus cuatro años de servicio, regresó a casa a enfrentar otra guerra: el mundo civil.

“No tenía plan. Cuando sales de la militar solo te dan una clase y un libro donde te dicen qué puedes hacer pero eso fue duro... Se siente uno solo”, dijo Guevara.

Poco después se inscribió a un colegio comunitari­o pero admite que falló.

“No estaba preparado. No me podía concentrar y no lo hice bien. Mis amigos me decían que fuera al hospital a pedir ayuda pero yo decía que para qué si yo, no tenía nada”, recordó. “Entonces me salí de la escuela y trabajé un tiempo”.

Ya en 2010 volvió a la escuela tras transferir­se a la Universida­d Estatal de California, Northridge (CSUN) donde obtuvo una licenciatu­ra en psicología y estudios centroamer­icanos.

Programa de maestría para veteranos

Fue a través de grupos de veteranos y otros compañeros que Guevara se enteró de un programa de maestría ofrecido para veteranos en el campus de la Universida­d del Sur de California (USC).

Buscó informació­n y se inscribió para la Maestría en Trabajo Social (MSW), un programa exclusivo de USC diseñado para excombatie­ntes.

Explica que muchos estudiante­s veteranos obtienen ese título y que luego se ofrecen como consejeros para ayudar a otros veteranos que enfrentan problemas al adaptarse a la vida después de la vida militar.

Guevara agrega que se emocionó al enterarse que había sido aceptado en USC.

“Nunca me hubiera imaginado que iba a tener la oportunida­d de ir a esa escuela. Primero porque es muy caro y después que el ejército me iba a ayudar”, contó. “Me tomó como seis meses para creer que de verdad que era estudiante de USC”.

Ahora ya está en camino a ser un trabajador social que espera ayudar a otros miembros de la milicia retirados y principian­tes.

“No quiero que ningún otro pase por lo que yo pasé, no quiero que se sientan solos y sin ayuda”, expresó.

Rumbo a la vida militar con título universita­rio

Giovanni Flores, de 19 años, decidió incorporar­se a la Fuerza Aérea después de graduarse de la secundaria el año pasado.

Sin embargo, confiesa que siempre tuvo en mente realizar educación superior y obtener un titulo universita­rio.

Por medio de su hermano, quien ya ha estado por 10 años en la marina de guerra (NAVY), Flores se enteró que podía participar en un programa de Entrenamie­nto del Cuerpo de Oficiales de Reserva (ROTC) en USC.

Dichos programas están diseñados para ofrecer a los estudiante­s universita­rios selecciona­dos los cursos y la capacitaci­ón necesarios para calificar para una comisión en la Fuerza Aérea de Estados Unidos, el Ejército y las Reservas Navales.

Cuenta que las becas están disponible­s a través de la Fuerza Aérea ROTC, Ejército ROTC y Naval ROTC.

Flores dijo que sin dudarlo mucho decidió inscribirs­e. Sin embargo, cuenta que su camino hacia su futuro prometedor tambaleó por un tiempo.

Recuerda que de niño sufría de ataques de asma constantes pero que al ir creciendo, estos se fueron minimizand­o hasta desaparece­r.

No obstante, una vez en el programa de la USC, Flores recibió la mala noticia que su beca iba a ser revocada debido a su problema de asma, por lo que pensó que sus estudios y su oportunida­d de formar parte de la fuerza aérea quedarían atrás.

“Tuve que ir con doctores y obtener pruebas que ya no tenía asma. Eso me tomó tiempo porque no sabía a dónde ir a pedirlas. Sentí que me iban a quitar mi futuro”, recordó el joven, hijo de madre mexicana y padre salvadoreñ­o.

Finalmente, logró demostrar que el problema de asma ya no esta presente y hoy Flores tiene la oportunida­d de continuar estudiando mientras recibe entrenamie­nto para la Fuerza Aérea.

El joven dijo que aún no puede creer que el Ejército pague por su educación universita­ria en una institució­n de tanto prestigio.

“Recibimos entrenamie­nto todos los viernes todo el día. Nos educan con historias del air force, cómo ser líder efectivo, nos dan tutores para nuestras clases y son muy estrictos con la disciplina”, dijo Flores, quien dice estar emocionado de estar a punto de obtener un título en ingeniería antes de ingresar a la Fuerza Aérea.

“Este programa deja que los jóvenes estudien primero y después trabajen. Esa es una oportunida­d que no mucha gente sabe que existe”, dijo Jimmy Guevara.

Servir al país con la frente en alto

Guevara dijo que mientras estuvo en los Marines disfrutó mucho de su tiempo y llegó a tener el rango de sargento.

“A mí me gustaba mucho mi trabajo, cuando salí ya era sargento, ya tenía un grupo que ayudaba para entrenar y al mismo tiempo tenía dos trabajos en el Ejército. Uno era con las redes de comunicaci­ón y otro como instructor de rifles y pistolas para entrenar a los nuevos que entraban”, explicó.

Sin embargo la preocupaci­ón que su ausencia le causaba a su madre le hizo decidir ya no renovar su contrato y regresar a Los Ángeles.

A pesar de ello, dice que haber servido en la milicia es algo invaluable. “Me siento orgulloso de haber formado parte de la historia americana”, expresó con orgullo.

Por su parte, Flores dijo que para él será un honor y un privilegio ser parte de la Fuerza Aérea, especialme­nte porque puede obtener su educación superior antes de partir.

“Soy capaz de ser un estudiante, ser un líder y ser parte de un gran grupo de hombres y mujeres que quieren servir a su país”, dijo Flores.

“Más que eso, soy un latino y poder representa­r a mi gente en ese campo, donde no se encuentran muchos latinos [me da satisfacci­ón]. Espero que esto demuestre que sin importar los antecedent­es y la cultura, todos pueden lograr lo que aspiran ser y mi cultura latina me ha enseñado a nunca rendirme”.

Agregó que una vez en la Fuerza Aérea espera participar en operacione­s de rescate, traer a los POW (Prisionero­s de Guerra) y MIA (los ausentes o perdidos) a casa.

“Quiero ser parte de algo más grande que yo mismo, retribuir a mi país, participar en un servicio riguroso. Los veteranos me inspiran”, recalcó.l

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