Boca y River definirán el título de la Copa Libertadores en el Monumental
Toda la expectativa, la ansiedad, la presión, los análisis, las elucubraciones, las postergaciones, los conflictos y hasta las lluvias –que desaparecieron– terminaron quedando totalmente al margen en un extraordinario partido de fútbol.
La gran final de la Copa Libertadores superó por completo las expectativas y le mostró al mundo un intenso, frenético y entretenido Superclásico.
Fue empate 2-2 (Abila, Pratto, Benedetto e Izquierdoz, en contra, en ese orden, marcaron los goles) pero pudo haber sido triunfo para cualquiera de los dos. Ahora, todo se dirimirá en el Monumental.
Las siete situaciones de gol que se dieron en el primer tiempo fueron el fiel reflejo de lo que la final le propuso al espectador: un encuentro de ida y vuelta, con condimentos de todo tipo, mucha velocidad, conexiones directas para lastimar y un marco único, con alrededor de 50,000 personas dispuestas a vivir un partido histórico en paz.
River salió del vestuario mucho mejor posicionado, con tenencia de pelota, despliegue por los costados y valentía para atacar.
Pero no concretó rápido, tal como había logrado en los últimos dos superclásicos, y Boca logró estar dos veces en ventaja gracias a su alta efectividad: tuvo dos situaciones e hizo dos goles, primero con un fortísimo remate de Ábila al primer palo de Armani a los 33 minutos y luego, a los 45’, en una pelota parada con un certero cabezazo de Benedetto, quien había ingresado poco antes de la primera media hora por Pavón, lesionado.
Así, logró romper con la