Enorme fiesta en La Bombonera
Alegría, risas, cánticos y mucha felicidad. Los hinchas de Boca Juniors no cabían ayer en su gozo a las puertas de La Bombonera después de que el emblemático estadio fuera el sábado símbolo de frustración por la lluvia, que obligó a pasar al domingo la primera final de la Libertadores ante River.
Vendedores de choripanes –típico bocadillo argentino–, altavoces con cumbia a todo volumen, familias de sangre y corazón, periodistas, camarógrafos, curiosos, amigos y conocidos.
Todo en medio de un fuerte dispositivo policial que rodea todo el estadio, ubicado en pleno barrio de La Boca, uno de los más turísticos de Buenos Aires.
“Estábamos sufriendo ayer (sábado), pero hoy (ayer) se dio. Es una final histórica”, dice Sandra sin parar de bailar y vestida con la indumentaria de Boca, cuyos hinchas son conocidos tradicionalmente como “bosteros”, mientras que los de River son “gallinas”.
“Estamos recontentos. Es una fiesta. Obviamente vamos a ganar a las gallinas”, añade la mujer acompañada por Andrés, quien no dudó en despojarse de su camiseta para mostrar el inmenso tatuaje de su espalda con la silueta de la Bombonera y otros puntos característicos del barrio.
Lo que no hubo ayer en las calles aledañas a la Bombonera fueron alientos hacia River. La decisión de los clubes de no aceptar público visitante ni en este partido ni en el de vuelta, el 24 de noviembre en el Monumental, ha hecho que la afición Xeneize en este encuentro de ida no tenga rival.
Para Ezequiel, que desde niño vive con pasión todo lo que tiene que ver con Boca, ese sentimiento que llevan dentro aficionados como él, “las gallinas no lo saben”.
En el último momento no eran pocos los viandantes que decidieron comprar una camiseta del Xeneize en un puesto callejero antes de, entrada en mano, tratar de hacerse un hueco para entrar lo antes posible en el Estadio Alberto J. Armando, nombre oficial de La Bombonera, una vez, eso sí, cumplido el operativo de seguridad.
El sábado, las ilusiones de muchos quedaron por los suelos luego de que la fuerte tormenta caída en Buenos Aires obligara a las autoridades a posponer el partido para ayer.
Sin embargo, una vez que la lluvia dio tregua y la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) ratificó ayer por la mañana que el campo estaba en condiciones para jugar, la algarabía no se hizo esperar.
Una vez concluido el encuentro, con intensa igualada, la revancha será dentro de dos sábados.
servida.. La emoción está