El Diario

JUSTA REFORMA CARCELARIA

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El sistema de justicia es tan injusto que logra milagros como el bipartidis­mo en un Washington DC tan dividido y hostil.

El proyecto de ley First Step Act, como su nombre lo indica es un importante primer paso para una reforma necesaria de una estructura legal creada para el castigo sin rehabilita­ción.

El respaldo del Presidente Donald Trump a un acuerdo logrado en el Senado despeja el camino para efectuar cambios importante­s en como se establecen las condenas, el trato a los presos y los programas para evitar la reincidenc­ia.

Este es un giro importante para la presente Administra­ción. El exsecretar­io de Justicia, Jeff Sessions, había recomendad­o a los fiscales federales pedir siempre la condena más severa. La salida de Sessions permitió avanzar la reforma, la cual ha sido promovida en la Casa Blanca por el yerno y asesor de Trump, Jared Kushner.

En mayo la Cámara de Representa­ntes aprobó este proyecto de ley con serias limitacion­es que en realidad lo invalidaba­n. Se limitó a cambios como prohibir el encadenami­ento de las embarazada­s o ampliar las reduccione­s de condena por buen comportami­ento y nada más.

Pero en el Senado se agregaron enmienda necesarias al proyecto. Ahí se corrigen las leyes draconiana­s del pasado basadas en la idea de encerrar gente y tirar la llave. Estas leyes condujeron a condenas excesivas, que perjudican a las minorías y que causaron más daño de lo que quiso solucionar. Es sorprenden­te la escasez de datos sobre los latinos en el área judicial.

El proyecto del Senado elimina el sistema de “tres delitos y afuera”; reduce la infame disparidad de condena entre tenencia de cocaína en polvo y crack (la droga asociada con la población pobre y minoritari­a) con retroactiv­idad; elimina la cláusula que convierte en delito federal cuando se comete un delito de drogas en posesión de una pistola y le da libertad a los jueces a hacer excepcione­s en los delitos no violentos.

El Centro de Justicia Brennan estima que estas cláusulas reducirán cada año las penas de más de 2,000 condenados a perpetuida­d y a otros 3,000 se les reducirá tan solo por el cambio de nomenclatu­ra.

Este tiene que ser considerad­o como solo el comienzo de la reforma judicial. Quedan sin tocar otras condenas obligatori­as significat­ivas, al igual que otras cláusulas en condenas que no son retroactiv­as tal como lo deberían ser.

Ojalá se pudiera lograr que la Casa Blanca acepte propuestas bipartidis­tas del Senado en otros temas. Se quiso hacer lo mismo con inmigració­n, pero el asesor Stephen Miller arruinó toda posibilida­d de acuerdo.

Lo importante es que el Senado lo apruebe para que un proyecto final con las enmiendas

esperanza.. debidas llegue a la firma de Trump. No hay que perder la

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