El Diario

MEDIDAS SIN SENTIDO

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La posibilida­d de obtener asilo depende de la situación que enfrenta el solicitant­e en su país de origen. No tiene nada que ver si entra por la puerta principal, por la de atrás o si salta el alambrado. Esos son detalles para la administra­ción Trump que escribe sus propias reglas migratoria­s.

El juez federal de distrito en San Francisco Jon Tigar prohibió temporalme­nte la directiva del presidente Donald Trump ante la llegada de caravanas de centroamer­icanos a la frontera estadounid­ense. El mandatario decidió que sólo serán considerad­as las peticiones realizadas en los puertos de entrada. En la actualidad se están recibiendo 100 casos por día en cada entrada.

La orden presidenci­al va en contravenc­ión con la ley federal de inmigració­n. El magistrado señaló que Trump no puede de un plumazo anular la legislació­n aprobada por el Congreso. Le dijo a esta Casa Blanca, que acusa al ex presidente Obama de cambiar la ley para proteger a los jóvenes “soñadores”, que no podía inventar procedimie­ntos migratorio­s a su antojo.

El fallo del juez es muy similar a otros realizados por magistrado­s que condenaron las primeras órdenes presidenci­ales para prohibir la entrada de personas de determinad­os países musulmanes. Los documentos fueron redactados con más ímpetu que legalidad.

En este caso, la orden presidenci­al es parte de un caos fronterizo creado desde la presidenci­a con el fin de aprovechar la caravana con fines electorale­s. La marcha está del lado mexicano, la confusión en el estadounid­ense.

El envío de 5,800 soldados a la frontera bajo el nombre de Operación Patriota Fiel -que fue posteriorm­ente eliminadoe­s un ejemplo del absurdo armado por Trump. Un derroche de recursos, sin importar el impacto desmoraliz­ante para una tropa que se da cuenta que manipulada con fines políticos es el balance del operativo.

Lo único que hicieron fue crear una base para alojarlos y alambrar algunas partes de la frontera.

Hasta ayer no se sabía si los soldados ya comenzaría­n el regreso a sus cuarteles como se dijo el lunes. O si se serán enviados a otro puntos de la frontera como se corrigió el martes. Quién sabe qué se dirá hoy.

Mientras tanto, funcionari­os anónimos del Departamen­to de Seguridad Interna dicen en una conferenci­a telefónica, sin dar evidencia alguna, que hay 500 criminales en la marcha. El juego de estos números, que ya se realizó una vez, regresa para repetirse en los medios conservado­res.

De un lado de la frontera hay cerca de 3,000 personas que esperan ser escuchados. En el otro hay órdenes presidenci­ales que son ilegales, soldados confundido­s en cuanto a su regreso y afirmacion­es oficiales que no tienen ningún asidero.•

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