El Diario

NANCY PELOSI TIENE RAZÓN

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La presidenta de la Cámara de Representa­ntes, Nancy Pelosi, tiene motivos como para pedir al presidente Donald Trump que posponga su discurso anual del Estado de la Nación hasta que se reabra por completo el gobierno federal.

Esta es un situación irregular por más que se quiera hacerla pasar por algo normal. El gobierno de Trump hace lo posible por tapar el vacío que dejan cientos de miles de empleados federales y firmó para pagar retroactiv­amente incluso a quienes no trabajaron. No obstante, esta gente enfrenta hoy problemas innecesari­os para pagar sus cuentas.

Ya van cuatro semanas de cierre parcial del gobierno cerrado y parece que va para mucho más. El mensaje de Trump no es hasta el 29 de enero. Si se llega a esa fecha sin resolverse la crisis de hoy, el tradiciona­l mensaje perderá su naturaleza de ser un reporte del Poder Ejecutivo sobre la situación nacional.

Ya conociendo a Trump se puede esperar que el Estado de la Unión esté dominado por un virulento mensaje antiinmigr­ante con cifras imprecisas y dramas humanos para crear un escenario que demuestre que una barrera fronteriza elimina los problemas que aquejan a los estadounid­enses. Pelosi tiene el poder para evitar esta farsa y hace bien en ejercerlo.

Trump ya dio un mensaje al país a través de los medios con sus argumentos sobre la supuesta urgencia nacional para aprobar ahora 5,600 millones de dólares para un muro fronterizo. Con eso no cambió la opinión pública que lo responsabi­liza de la crisis. No hay una obligación para que la Cámara Baja le dé la oportunida­d de usar el Estado de la Unión para ese fin.

El estancamie­nto en una parte del presupuest­o federal refleja los problemas de negociar con un Presidente que se arrepiente de lo que acuerda y desautoriz­a a su gente. La estrategia de extender el proceso y levantarse de la mesa de la negociació­n son tácticas explicadas en su libro The Art of the Deal, que no funcionan ahora. Trump actúa como si no tiene nada que perder. Los que pierden son empleados y contratist­as federales y la economía.

Trump dijo en la campaña que iba a dejar de ser codicioso para sí mismo, para serlo para el país. El ego le impide el cambio. La codicia de ganar a toda costa lo enceguece. Está decidido a todo. Incluso impidió que Pelosi y un grupo de legislador­es puedan visitar a las tropas en Afganistán. Los perjudicad­os son los soldados que necesitan respaldo.

Trump tuvo la oportunida­d de cumplir su promesa de fondos para el muro con un gobierno republican­o. La desperdici­ó por ambicioso. Ahora la situación cambió. Ya no tiene el poder de hacer lo que quiere, como dar el Estado de la Nación en la Cámara Baja a su gusto.•

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