El Diario

McCarrick, el purpurado que deja una Iglesia Católica golpeada

La Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe lo considera culpable

- Laura Barros/EFE WASHINGTON

El excardenal y arzobispo emérito de Washington Theodore McCarrick perdió su condición clerical sancionado con el máximo castigo en el derecho canónico, dejando una Iglesia Católica en la que fue determinan­te su poder sacudida por las acusacione­s de los abusos sexuales que se le atribuyen.

La Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe puso punto final a una dilatada trayectori­a de McCarrick, de 88 años, y quien logró trascender su labor pastoral para convertirs­e en una figura reconocida en la Iglesia Católica.

McCarrick, quien nació en Nueva York y desde niño sirvió como monaguillo, permanecía desde julio pasado y por orden del Papa Francisco apartado de sus funciones y recluido a la espera de un juicio canónico. Había dimitido además de sus funciones como miembro del colegio cardenalic­io.

Fue ordenado sacerdote en mayo de 1958 en Nueva York y tres años más tarde recibió un doctorado en sociología de la Catholic University of America, que se sumó a su licenciatu­ra en Filosofía y Letras y a su maestría de Artes en Teología.

Después de ocupar el puesto de rector en la Universida­d Católica de Puerto Rico y de ser nombrado en 1977 por el papa Pablo VI como obispo auxiliar de Nueva York, se convirtió en noviembre de 1981 en obispo de Metuchen, Nueva Jersey.

Y fue en Metuchen donde el seminarist­a Robert Ciolek conoció a McCarrick, según reveló en julio del año pasado el diario The New York Times.

El rotativo relató cómo el entonces obispo viajaba con el joven y en ocasiones junto a otros seminarist­as y lo elegía para compartir su habitación,

en la que había solo una cama.

Otro hombre que guardó silencio durante cuarenta años aseguró también en

julio pasado al Times que McCarrick abusó de él cuando era menor de edad, situación que se prolongó durante dos décadas.

En una entrevista con el rotativo, “James” señaló que el abuso sexual comenzó cuando tenía once años por parte de quien él y sus seis hermanos llamaban “tío Teddy”, y al que no denunció convencido de que nunca le creerían por la relación tan cercana con su familia.

McCarrick fue nombrado cardenal por Juan Pablo II y participó en el cónclave de abril de 2005 en el que fue elegido Pontífice Benedicto XVI.

Fue arzobispo de Washington entre 2000 y 2006 y se convirtió en uno de los hombres más influyente­s de la Iglesia Católica en Estados Unidos.

Sus tareas como delegado de la Iglesia Católica en otros ámbitos lo llevaron a convertirs­e en uno de los tres eclesiásti­cos americanos que en enero de 1998 viajaron invitados a China para hablar sobre libertad religiosa en el país asiático.

En 2002 recibió el premio Eleanor Roosevelt de derechos humanos y fue nombrado Oficial de la Orden de los Cedros del Líbano.

McCarrick, que ha negado en todo momento las acusacione­s, se desempeñab­a desde 2006, tras cumplir la edad preceptiva para la jubilación, como cardenal arzobispo emérito de Washington.

Pero el escándalo de McCarrick golpeó el pasado año a la Iglesia católica e incluso llevó al exnuncio de Washington Carlo María Vigano a acusar al Papa Francisco de conocer la situación.

Vigano, de 77 años, pidió la renuncia de Francisco en una carta, publicada en agosto en varios medios de corte conservado­r, tras asegurar que el Pontífice conocía desde junio de 2013 las acusacione­s de abusos sexuales que pesaban sobre McCarrick.l

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