EL FRAUDE ELECTORAL DE LOS REPUBLICANOS
El fraude electoral es un tema favorito del presidente Donald Trump. No pierde ocasión de usarlo en contra de inmigrantes, latinos, o demócratas. Sin embargo, permanece en silencio frente al fraude en la elección legislativa en Carolina del Norte.
Trump no callaría si quienes cometieron fraude fueran indocumentados que votan a favor de los demócratas.
El fraude electoral ha sido, hasta ahora, remoto y escaso en Estados Unidos. Esto no impidió a Trump y los trumpistas afirmar que millones de indocumentados votaron ilegalmente por Hillary Clinton. Pero cuando existe y es detectado, se realiza no en las urnas al momento del voto sino en la manipulación de la boleta electoral, generalmente con el voto ausente.
Eso ocurrió en la elección por el distrito 9 para la Cámara Baja en North Carolina. Allí, aparentemente, el republicano Mark Harris superó al demócrata Dan McCready por una diferencia de 905 votos.
El problema es que según las acusaciones el operador político Leslie McCrae Dowless obtuvo fraudulentamente una cantidad de votos superior.
La victoria aparente de Harris podría ser resultado de un crimen. Dowless fue convicto en 1990 por perjurio y en 1992 preso por fraude con seguros. En 2006 comenzó un negocio para movilizar votos durante elecciones.
Kim Strach, directora ejecutiva de la Junta Electoral estatal, dijo que hubo “un esquema coordinado, ilegal y sustancial con los votos ausentes”. Según se sabe Dowless contrató gente que visitó casas de votantes que recibieron las boletas por correo para solicitar su entrega.
Por esta razón, la Cámara Baja no aceptó a Harris como congresista y la comisión electoral debe decidir si convoca a nuevos comicios.
Mientras, el fiscal federal en Carolina del Norte Robert Higdon, nombrado a su puesto por Trump, se dedica a cazar indocumentados que votaron. Esta obsesión por buscar un fraude inexistente es una constante.
En enero las autoridades de Texas pasaron un papelón al anunciar con bombos y platillos que había a 95,000 personas que no eran ciudadanas registradas para votar y que 58,000 de ellos había votado alguna vez. Una detalle posterior mostró nombres repetidos y falsos.
Este mismo celo por hallar al votante ilegal se realizó en Colorado, Florida, Kansas e Indiana entre otros estados. Pero no hubo un esfuerzo similar para identificar el fraude en el voto por correo, que es mayormente usado por republicanos y conservadores.
Este escándalo por un problema prácticamente inexistente , de ver en todas partes inmigrantes que votan ilegalmente, sirve para justificar una reacción y crear leyes que dificulten y desalienten la participación de todos los votantes. Lo mismo ocurre cuando se reducen la cantidad de casillas en áreas de minorías que supuestamente votan demócrata o cuando misteriosamente en la información hay fechas equivocadas.
Todo esto es una advertencia de lo que puede ocurrir en la elección presidencial de 2020.
Porque parecería que con electoral..
Trump la trampa y el engaño son parte de la estrategia