El Diario

Chiquilín fue muy grande

Falleció a los 78 años Jorge García, un fotógrafo histórico del diario La Opinión y del mundo del boxeo

- Ricardo López Juárez LOS ÁNGELES /CORTESÍA: HUGO ACOSTA /GETTY IMAGES

El periodismo deportivo hispano está de luto por la muerte de Jorge “Chiquilín” García, un fotógrafo legendario del diario La Opinión de Los Ángeles, publicació­n hermana de esta casa editorial, fallecido el lunes a los 78 años.

“Chiquilín” fue uno de los reporteros gráficos más conocidos e influyente­s de la escena deportiva del sur de California y, en realidad, de todo el país, pues realizó coberturas de los eventos y acontecimi­entos más importante­s a lo largo de varias décadas, especialme­nte en el mundo del boxeo.

Su salud empezó a declinar en 2005 al sufrir el primero de dos derrames cerebrales, durante una conferenci­a de prensa. El segundo le dejó parcialmen­te paralizado del lado derecho de su cuerpo, pese a lo cual siguió en activo. Eventualme­nte fue perdiendo la memoria hasta desarrolla­r demencia y también sufría de presión alta y diabetes.

Su deceso fue en paz, cerca de su familia.

“Tenía meses que no se acordaba que esta era su casa o que su esposa era su esposa o que yo era su hija”, dijo Vanessa García, hija de “Chiquilín”, quien recordó que el último evento deportivo al que acudió su padre fue el entrenamie­nto público de “Canelo” Álvarez y Gennady Golovkin en el Estadio Banc of California de Los Ángeles previo a la pelea del pasado septiembre.

Pasado ese evento, en el que “Chiquilín” pudo convivir con amigos suyos de mucho tiempo como Óscar de la Hoya y el exreporter­o de La Opinión y ahora publicista Ramiro González, ya no se levantó de la cama en su casa de la ciudad de Huntington Park. Jorge ‘Chiquilín’ García con Óscar de la Hoya el pasado 26 de agosto en Los Ángeles para un entrenamie­nto público de ‘Canelo’ Álvarez y ‘GGG’ Golovkin. Fue el último evento deportivo al que acudió.

A “Chiquilín” le sobreviven su esposa Guadalupe, sus hijas Vanessa y Yesenia, y sus nietas Cristina, de 23 años, y Lisa, de 17.

Jorge García –o José García, porque tenía identifica­ciones con ambos nombres-, nació en Torreón, en el estado mexicano de Coahuila, pero creció en Ciudad Juárez, a donde llegó a los 7 años.

“Chiquilín” arribó a Los Ángeles a los 27 años y comenzó a trabajar en La Opinión en 1967. Su tenacidad y astucia para estar presente en el lugar correcto y en el momento correcto es lo que distinguió su longeva trayectori­a, y por esa razón se hizo un hombre tan conocido en Los Ángeles y alrededore­s, no solo en los deportes.

“En sí era su segunda familia, nunca fue un trabajo para él”, dijo Vanessa García sobre lo que La Opinión El legendario reportero gráfico de (der.) cubrió innumerabl­es peleas, como la del ‘Golden Boy’ contra Shane Mosley en 2000 en el Staples Center. representa­ba para su papá. “Lo que hizo siempre fue un ‘hobby’. Él estaba afortunado por ganar un cheque, él amaba su trabajo”.

Su habilidad para estar en todos lados hizo de “Chiquilín” un personaje popular del sur de California. Lo que le impulsaba era su inagotable energía y dinamismo.

“Había fines de semana que no había eventos y que estaba aquí en la casa y parecía como un león enjaulado”, dijo su hija Vanessa, quien recordó lo que el propio “Chiquilín” pensaba de sí mismo:

“Le decía una vez a mi mamá: ‘Si supieras cuánta gente me conoce y yo solo soy un mexicanito cualquiera”.

El Consejo Mundial de Boxeo lamentó en un comunicado la muerte de “Chiquilín”, y su presidente, Mauricio Sulaimán, quien le tenía un profundo

aprecio, ofreció ayudar a la familia en lo necesario.

Fernando Páramo trabajó en La Opinión de 1975 a 1997, los últimos 14 años como editor de la sección de Deportes.

“Era una persona muy astuta, no estaba preparado que digas que cursó en universida­des, pero se las ingeniaba, y él decía que era un genio de la calle”, comentó Páramo.

“Fue por él que llevaron al entonces director del periódico a conocer al candidato (Luis Donaldo) Colosio”, compartió Páramo. “Cuando vino el Papa, metió gente al lado del Papa cuando había seguridad nacional, internacio­nal, el FBI, estatal; conocía a tanta gente que los llevó y los sentó en tercera fila”.

Lo increíble es que “Chiquilín” nunca manejó un automóvil, pero nunca falló a

ciento”.. una asignación de Páramo.

“Cumplió su responsabi­lidad cien por

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