TURBULENCIA
Cuando una pareja empieza una relación se activan sustancias químicas que impactan el sistema de la noradenadrina que causa el sentido de alegría, vivacidad y nervios, o sea sensaciones placenteras, mucha gente siente esto en el estómago. Esta sustancia se modifica con el tiempo, sin que haya un período específico aunque hay quién considera que dura un año y medio. Llega cierto momento en que esas sensaciones dan lugar a otro estadio y la relación se acomoda en términos distintos a los de su inicio.
Podríamos extender el análisis a la política, especialmente a la llegada de un nuevo gobierno que afecta las sensaciones despertando expectativas. Tal vez de ahí viene la noción de los 100 días, como período de tolerancia de la prensa y que la gente le da el beneficio de la duda al nuevo gobierno para medir su desempeño inicial, ¿será que esos días sean suficientes para atemperar el cariño, lealtad u odio político?
Con AMLO los cien días no se cumplieron con cierto sector que continuó su negatividad desplegada desde la campaña presidencial, algunos incluso, desde hace doce años cuando pagaron o compraron la campaña negativa que trataba de frenar su llegada al poder.
Dentro de los que lo apoyaron parece estarse desarrollando una postura de asunción de haber adquirido cierto poder y quisieran ver cambios más acelerados, algunos quisieran cambios más radicales. Así que la postura de los opositores sumada a las acciones de los que sienten haber recuperado poder está generando turbulencia.
La oligarquía asociada con intereses internacionales está presionando para debilitar al gobierno. Esto se muestra con las descalificaciones de bancos internacionales y ciertas empresas calificadoras que alertan en contra de todo lo que haga el gobierno. Si actúa frente al robo de petróleo lo hace mal y a destiempo, si trabaja para rescatar a PEMEX sus acciones son insuficientes.
En otro extremo social encontramos el estallamiento de conflictos en sectores que estaban aplacados debido a la represión y la corrupción, un caso son huelgas en empresas dónde los obreros llevan décadas de malos salarios y pocas prestaciones, así como centros educativos que parecen no estar dispuestos a someterse al castigo salarial y criterios economicistas que deterioraron la calidad de vida de los trabajadores de la educación; otro caso, que ya se había presentado son linchamientos como respuesta a las complicidades de las autoridades policiacas con los criminales que tienen sobajadas a muchas comunidades.
Para ninguno de estos dos polos hay cien días. La oligarquía continua su campaña buscando desestabilizar al gobierno, y no le importa el incremento creciente en los índices de aceptación presidencial; la sociedad agraviada parece no tener tiempo de esperar a que el gobierno pueda neutralizar a los criminales o hacer avanzar el sistema legal que imparta justicia.