INVASIÓN, RETÓRICA MALIGNA
No terminábamos de enterarnos bien de la trágica masacre en Nueva Zelanda por parte de un supremacista blanco, cuando el ocupante de la oficina oval hizo referencia a una supuesta invasión a través de nuestra frontera sur.
Esta pretendida invasión es el argumento de Trump para justificar una emergencia nacional inexistente. Hay una crisis, eso es cierto, pero una crisis humanitaria, no de seguridad.
Es curioso que en el contexto del análisis de este tema no se haga mayor referencia a la historia de las caravanas de centroamericanos.
Lejos de lo que mucha gente piensa, este fenómeno de las caravanas no es nuevo. La historia señala que han venido ocurriendo cada año de manera consecutiva desde hace al menos una década.
Sin embargo ya en 1989, es decir, hace 30 años, la organización “Cultural Survival” afirmaba que en un año fiscal, 30,000 centroamericanos se habían presentado en la frontera a solicitar ser admitidos como asilados.
En el 2009, luego del golpe de Estado ocurrido en Honduras, se registraron también éxodos masivos.
En el 2008 se dio la reaprobación de la Ley de Protección de Víctimas de Tráfico William Wilberforce que garantizó el derecho de menores de edad centroamericanos y sus familias, de ser admitidos como refugiados si se presentan en un puerto de entrada y aplican para asilo.
Se responsabiliza de la organización de estas caravanas al grupo “Pueblo sin fronteras”. Sin embargo los líderes de esta organización aseguran que es imposible movilizar un número tan alto de personas.
Lo que si es cierto es que durante la última década, la caravana de 2018 que alcanzó un pico de 7,000 participantes y que llegó a la frontera con algo más de 3,500, es la mayor en este último periodo. Las estadísticas recogen múltiples caravanas en años anteriores pero con menor número de participantes, de 500 a 1,500.
¿Porque tanto escándalo ahora si no es un fenómeno nuevo?
Simplemente porque a Trump se le presentó la ocasión propicia para explotar el tema y tratar de justificar la construcción del muro. La realidad cruda es que en el pasado, bajo la presidencia de Obama y de Bush, los aspirantes a refugiados eran procesados en la frontera y entregados a sus familiares en los Estados Unidos, dentro de 48 horas, hasta que se resolvieran sus casos. En el 2007, para citar el año de mayor flujo de la década, fueron admitidos 8,500 refugiados centroamericanos. Si consideramos que los Estados Unidos admite cerca de 45,000 refugiados al año, este número es apenas un 18.8% del total; y, menos del 1% de los inmigrantes que son admitidos legalmente cada año. Por eso, el fenómeno de las caravanas y el tema de los refugiados centroamericanos nunca ha sido motivo de escándalo y alboroto en el pasado.•