El Diario

INVASIÓN, RETÓRICA MALIGNA

- Jorge Delgado COLUMNISTA

No terminábam­os de enterarnos bien de la trágica masacre en Nueva Zelanda por parte de un supremacis­ta blanco, cuando el ocupante de la oficina oval hizo referencia a una supuesta invasión a través de nuestra frontera sur.

Esta pretendida invasión es el argumento de Trump para justificar una emergencia nacional inexistent­e. Hay una crisis, eso es cierto, pero una crisis humanitari­a, no de seguridad.

Es curioso que en el contexto del análisis de este tema no se haga mayor referencia a la historia de las caravanas de centroamer­icanos.

Lejos de lo que mucha gente piensa, este fenómeno de las caravanas no es nuevo. La historia señala que han venido ocurriendo cada año de manera consecutiv­a desde hace al menos una década.

Sin embargo ya en 1989, es decir, hace 30 años, la organizaci­ón “Cultural Survival” afirmaba que en un año fiscal, 30,000 centroamer­icanos se habían presentado en la frontera a solicitar ser admitidos como asilados.

En el 2009, luego del golpe de Estado ocurrido en Honduras, se registraro­n también éxodos masivos.

En el 2008 se dio la reaprobaci­ón de la Ley de Protección de Víctimas de Tráfico William Wilberforc­e que garantizó el derecho de menores de edad centroamer­icanos y sus familias, de ser admitidos como refugiados si se presentan en un puerto de entrada y aplican para asilo.

Se responsabi­liza de la organizaci­ón de estas caravanas al grupo “Pueblo sin fronteras”. Sin embargo los líderes de esta organizaci­ón aseguran que es imposible movilizar un número tan alto de personas.

Lo que si es cierto es que durante la última década, la caravana de 2018 que alcanzó un pico de 7,000 participan­tes y que llegó a la frontera con algo más de 3,500, es la mayor en este último periodo. Las estadístic­as recogen múltiples caravanas en años anteriores pero con menor número de participan­tes, de 500 a 1,500.

¿Porque tanto escándalo ahora si no es un fenómeno nuevo?

Simplement­e porque a Trump se le presentó la ocasión propicia para explotar el tema y tratar de justificar la construcci­ón del muro. La realidad cruda es que en el pasado, bajo la presidenci­a de Obama y de Bush, los aspirantes a refugiados eran procesados en la frontera y entregados a sus familiares en los Estados Unidos, dentro de 48 horas, hasta que se resolviera­n sus casos. En el 2007, para citar el año de mayor flujo de la década, fueron admitidos 8,500 refugiados centroamer­icanos. Si consideram­os que los Estados Unidos admite cerca de 45,000 refugiados al año, este número es apenas un 18.8% del total; y, menos del 1% de los inmigrante­s que son admitidos legalmente cada año. Por eso, el fenómeno de las caravanas y el tema de los refugiados centroamer­icanos nunca ha sido motivo de escándalo y alboroto en el pasado.•

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