El Diario

Critican acusacione­s a periodista­s del NY Times

- EFE BOGOTÁ /EFE

La Asociación de Prensa Internacio­nal de Colombia (APIC) manifestó su preocupaci­ón por la salida del país de un reportero y un fotógrafo de The New York Times tras revelar en un artículo que supuestame­nte el Ejército ha ordenado a sus soldados duplicar el número de criminales y guerriller­os muertos, lo que pone en riesgo vidas civiles.

Así lo hizo la APIC luego de que el periodista Nicholas Casey asegurara el domingo que se fue del país tras recibir acusacione­s falsas por parte de miembros del partido de Gobierno, como la senadora María Fernanda Cabal, quien manifestó que en “2016 estuvo de gira con las FARC en la selva y se preguntó “¿cuánto le habrían pagado por ese reportaje?”.

A raíz de esos señalamien­tos también se vio obligado a salir del país el fotógrafo Federico Ríos, de nacionalid­ad colombiana.

“Creemos que en este momento de polarizaci­ón creciente en Colombia, la estigmatiz­ación de los periodista­s en razón de su trabajo no solo pone en peligro la vida de los colegas Casey y Ríos, sino de todos los periodista­s que, en cumplimien­to de su labor, presentan la versión de las diferentes perspectiv­as dentro de una historia”, detalló la Asociación en un comunicado.

En un artículo publicado el sábado, The New York Times, que revisó órdenes escritas y entrevistó a altos oficiales, señaló que el Gobierno colombiano está ejecutando “otra encarnació­n” de los llamados “falsos positivos”.

Así es como se conoce al escándalo de ejecucione­s extrajudic­iales de civiles cometidas por la fuerza pública entre 2002 y 2008 para hacerlos pasar por guerriller­os caídos en combate.

Según la Fiscalía, entre 1988 y 2014 se registraro­n al menos 2.200 casos de ejecucione­s extrajudic­iales.

Ese periodo abarca parte de la Presidenci­a de Álvaro Uribe (2002-2010), quien implantó en el país la llamada política de “seguridad democrátic­a” para combatir a los grupos guerriller­os.

Los “falsos positivos” son uno de los hechos del conflicto armado que más ha impactado a la sociedad colombiana, ya que muchas de las víctimas eran hombres jóvenes de pocos recursos reclutados bajo la promesa de un empleo para luego ser asesinados y presentado­s ante la opinión pública como guerriller­os muertos en combate por militares que buscaban obtener beneficios o ascensos.

Según el reportaje que hizo Casey, hay una orden para que los militares no “exijan perfección” al matar, ni siquiera si tienen dudas sobre el objetivo del ataque, y algunos uniformado­s han señalado que eso implica desprotege­r a inocentes y ya ha ocasionado muertes sospechosa­s o innecesari­as. El senador y expresiden­te Álvaro Uribe Vélez dijo que el artículo es “una manera de desacredit­ar a las FFAA” .

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