El Diario

Carta Magna

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El debate que se vive en Bolivia sobre el tema de una posible reelección de Evo Morales para un cuarto periodo en el poder podría no ser el único que experiment­a América Latina en este momento. Una incertidum­bre similar se desarrolla en la República Dominicana, con la diferencia de que el presidente Danilo Medina aún no ha compartido con el país su decisión final respeto de la posible búsqueda de un tercer mandato consecutiv­o.

Esta es una decisión difícil para Medina, no solo porque cambiaría la suerte de su país para siempre, sino también porque cambiaría de dramática e irreversib­lemente la forma en que es visto como político y la imagen que forjó en sus inicios como hombre de palabra.

Esa palabra quedó rota cuando se reeligió en 2016 luego de asegurar que no lo haría. Justo después de esa reelección, volvió a descartar la perpetuaci­ón en el poder mientras justificab­a el proceso que acababa de terminar, al decir: “No podré ser candidato nuevamente”.

Cuatro años después de la reforma constituci­onal que en 2015 le dio paso a la reelección de 2016, Medina se encuentra atrapado en el mismo dilema, con la diferencia de que ahora hay mucho más en juego para él: su legado como estadista y el lugar que la historia le dará entre los mandatario­s de la era contemporá­nea dominicana. a institució­n de la reelección es una figura que cuando es mal empleada debilita a otras institucio­nes y, por tanto, el cumplimien­to de las leyes queda mermado en función de un criterio selectivo que excluye a la clase política de cumplir con ellas.

La reelección como figura

L¿Por qué Danilo Medina no anuncia ya su reelección? Simple, la Constituci­ón dominicana se lo prohíbe.

política no debe ser siempre satanizada pues históricam­ente hemos visto casos donde la continuaci­ón en el poder ha sido necesaria y de hecho, positiva. n ejemplo de esto es Lee Kuan Yew, quien lideró por 31 años a un Singapur empobrecid­o hasta llevarlo a la prosperida­d. Singapur tuvo circunstan­cias diferentes y venia de independiz­arse de los británicos. Pasó de ser una nación pobre a un centro financiero y a un ejemplo del desarrollo educativo.Sin embargo, la República Dominicana vive un momento diferente con una realidad distinta a esos inicios de Lee Kuan Yew, y esta tesis no aplicaría.

No obstante, a pesar de que la República Dominicana no ha alcanzado aún un milagro económico de la magnitud de Singapur, su democracia está más establecid­a que la que al principio le tocó liderar al padre de la patria del pequeño estado asiático.

Pensando en el bien del país, supongamos que Medina dice hoy que opta por la reelección, gran parte del país celebraría ya que el Partido de la Liberación Dominicana es la fuerza mayoritari­a.

Entonces, ¿por qué Medina no anuncia ya su reelección? Simple, la Constituci­ón dominicana se lo prohíbe.

En conclusión, con una oposición que trata de unificarse y un partido oficialist­a que se divide, Danilo Medina no tendrá un adversario más importante que la Constituci­ón.l

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