Buscan a menor
Narró que los oficiales separan a los inmigrantes y los mantienen en cuartos llamados “hieleras”, por las bajas temperaturas, donde no les permiten dormir, carecen de duchas, cepillos de dientes y solo los alimentan con comida “picante”.
“Nunca apagan la luz, así que no sabes si es de día o de noche, tenían los televisores a todo volumen con música que te vuelve loco, había reos con trajes anaranjados y otros azules, uno de ellos no dejaba de golpear su cabeza en la pared la que ya estaba toda ensangrentada”, dijo Torres.
El vocero de la Patrulla Fronteriza Sector Yuma, José Garibay, dijo a Efe que no cuentan con “celdas de castigo” y que las personas que vestían uniformes anaranjados son “extranjeros ilegales” que están próximos a ser deportados.
“Pasan por nuestra estación en Yuma después de terminar su sentencia y ser deportados a México”, comentó, sin dar más detalles.
La activista Elizabeth Torres, que fue detenida por la Patrulla Fronteriza cuando cruzó la frontera de Nogales (Arizona), indicó a Efe que fue procesada en centros de detención junto a “criminales”.
“Estuve encerrada junto a personas que cometieron delitos, me pasaron al centro de detención de Estrella y luego a Las Vegas (Nevada), y me tocó vivir esa experiencia”, señaló.
Alegó que los centros de detención están adquiriendo características que los emparentan con campos de concentración, donde se vulneran los derechos de los inmigrantes.
“Los inmigrantes no tienen por qué inventar esas historias, puedes ver el miedo y la desesperación en su caras, eso es lo que hacen en Arizona desde los tiempos de (el exalguacil del Condado de Maricopa) Joe Arpaio”, destacó.
Activistas y organizaciones han denunciado en los últimos días un sistema migratorio represivo, a cargo del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), y alertan del hacinamiento y la falta de condiciones para albergar a un número sin precedentes de indocumentados.
Este lunes la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) reconoció hacinamiento extremo, estancias largas y riesgos para la salud en los centros de la Patrulla Fronteriza en el sur de Texas.
El pasado martes, miles de personas se sumaron a más de 180 protestas a lo largo del país para exigir el cierre de los centros de detención de inmigrantes y cancelar la entrega de fondos al Gobierno de Donald Trump que pretendan continuar con sus duras políticas migratorias.
¡En las manifestaciones, se recordó a Balderramos-Torres, fallecido el pasado 18 de junio en Texas, así como a los otros centroamericanos que murieron tratando de cruzar la frontera, incluidos siete niños.
La separación familiar tiene en zozobra a progenitores como Mayra Fajardo, que confiesa quedó en un “mar de llanto” cuando lo agentes de inmigración la separaron de su nieta Leslie, de 13 años, y ahora no sabe por dónde buscarla.
“Yo no sabía que esto iba pasar, que nos iban a tratar como delincuentes”, comentó a Efe la guatemalteca junto a su hijo Jason, de 17 años.
La nicaragüense Zarick, de 11 años, pasó cuatro días en un centro de detención junto a su madre y su hermana, de meses de nacida, donde asegura recibieron un trato como si fueran “criminales”.
“Lo que más les preocupaba a los policía era ver si teníamos piojos, nos revisaban el pelo, como si fuéramos unos piojoso, y luego nos trataban con gritos y nos daban comida con chile para torturarnos”, dijo la menor.l A poco del entierro en El Salvador de Óscar Martínez y su hija Valeria, muertos mientras intentaban cruzar el río Bravo, agentes de la Patrulla Fronteriza mantienen la búsqueda de una menor de 2 años desaparecida en el mismo cuerpo de agua.
Un comunicado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza indica que la menor, originaria de Brasil cruzaba a Estados Unidos desde México. Aparentemente, la niña se encontraba con una mujer natural de Haití.
La fémina fue detenida en la estación de la Patrulla Fronteriza de Del Rio, según el parte de prensa.
La inmigrante le dijo a los agentes que había perdido a su hija mientras cruzaba el río cerca de Del Rio, Texas.
“Cada vez que un niño se pierde, es un evento trágico”, indicó el agente Raúl L. Ortiz. “No puedo imaginar la angustia que deben sentir los padres de esta niña y espero que nuestros esfuerzos de búsqueda den resultados positivos”.