El Diario

Alertan por explotació­n de inmigrante­s que laboran como niñeras y empleadas de limpieza

La mayoría de las víctimas desconocen sus derechos y no denuncian los abusos

- Jesús García

Los jefes de Anna supieron explotar muy bien sus habilidade­s en desarrollo infantil, debido a su profesión de maestra en Filipinas; comenzaba su jornada a las 6:00 a.m. en una vivienda en Midtown, Manhattan, cuando tenía que despertar a los niños de la familia. Además de llevarlos al colegio y asegurarse de que realizaran sus tareas, tenía la obligación de limpiar la casa, preparar la comida familiar y llevar a los chicos a la cama. Su día laboral terminaba 14 horas después. ¡Por fin podía dormir! Aunque debía hacerlo en un colchón colocado entre las camas de los niños a su cargo. Su salario no era mayor a los $10 dólares por hora y no recibía el pago por todas las horas invertidas.

La trata de personas tiene diversos rostros, pero la laboral es una de las más comunes y las víctimas no siempre saben que lo son, a pesar del agobio que enfrentan en su vida cotidiana. Incluso podrían estar siendo explotadas por familiares y amigos, creyendo que les están haciendo un favor.

Las señales para quienes son víctimas de este maltrato son varias, la principal es que no son libres de hacer con su tiempo lo que desean y son sometidas a varias horas de trabajo sin recibir el pago como marca la ley. En casos extremos sus documentos son retenidos o su paga es condiciona­da a una “cuota”. Cada caso es distinto.

Un reciente reporte de la organizaci­ón Polaris y la Alianza Nacional de Trabajador­as Domésticas (DNWA, en inglés) revela que en Estados Unidos hay las niñeras, empleadas en la limpieza de catantes sas, asistentes de salud en el hogar y otros tipos de trabajador­as domésticas frecuentem­ente laboran por salarios extremadam­ente bajos.

Este tipo de explotació­n es raramente reportado, porque las personas creen que es “normal” laborar en esas condicione­s. El informe “Trata de personas en casa: trata laboral en el trabajo doméstico” indica que 67 por ciento de estas empleadas indicaron que sus expectativ­as laborales eran únicamente discutidas en de conversaci­ones informales, mientras el 74 por ciento dijo que no podía negarse a realizar más trabajo.

La propuesta de Ley de Derechos para Empleados en el Trabajo Doméstico, que introdujer­on al Congreso la senadora Kamala Harris (D-CA) y la representa­nte Pramila Jayapal (D-WA) el 15 de julio, tomaría imporciben pasos para brindar a estas trabajador­as los derechos que necesitan, indican las organizaci­ones, además de que ayudaría a regular el empleo temporal para trabajador­es migrantes.

El 23 por ciento de los casos sobre trata de personas que recibe la Línea Nacional Contra la Trata de Personas de Polaris (1 (888) 373-7888) involucra a trabajador­as domésticas, apunta el informe, pero se reconoce que quizá sea una cifra mínima al problema real.

“Las trabajador­as son, en muchas ocasiones, controlada­s a través de retención salarial, tergiversa­ción de sus obligacion­es laborales, horarios laborales excesivos y abuso emocional”, alertan los expertos.

Bajos salarios

Además del tiempo labora, las empleadas domésticas redecir, muy bajos salarios, algunas $40 o $50 dólares por día, indica el reporte, donde se destaca el caso de un trabajador a quien se le pagaba $1.27 dólares por hora.

El 23 por ciento de estos trabajador­es recibió un salario inferior al salario mínimo estatal. El ingreso promedio de la mayoría es de $6.15 dólares por hora.

El 70 por ciento de todos los trabajador­es domésticos ganaban menos de $13 dólares por hora, pago que se detemina por la raza, el tipo de contrataci­ón (permanente o de entrada por salida) y el estado de ciudadanía, es si es estadounid­ense, nacido o naturaliza­do o Residente Permanente o indocument­ado.

Al separar los grupos de domésticos trabajador­es, fueron las niñeras quienes logran mejor salario, aunque no necesariam­ente el ideal, de $11 dólares por hora, mientras que limpiadore­s solamente $10 dólares.

Una ley clave

Lilian Agbeyegbe, administra­dora de Aprendizaj­e e Impacto de Polaris y autora del reporte, destaca que estas empleadas son clave para la funcionali­dad de las familias, pero una gran parte debe padecer abusos, debido a sus condicione­s vulnerable­s de inmigrante­s o pobreza.

“Con mucha frecuencia nos enteramos de casos en los que alguna persona ha sido condenada a ser virtualmen­te esclava en una

casa durante años y años, y siempre reaccionam­os con sorpresa”, indica Agbeyegbe, aunque reconoce que es más común de lo que se piensa. “Creemos que ya es tiempo de reconocer que cuidar de nuestros seres queridos y de nuestros hogares es un trabajo real, vital, y que esa gente que lo hace merece un salario justo, horarios laborales decentes y proteccion­es legales”.

Ai-jen Poo, director del DNWA, alerta que la “buena voluntad” del empleador predomina en este tipo de contrataci­ones, generando abusos, por lo que defendió la necesidad de aprobar la norEl ma impulsada en el Congreso.

“La Ley de Derechos para Empleados en el Trabajo Doméstico, el marco del siglo XXI para traer dignidad y respeto para empleados del trabajo doméstico, es parte de una solución más grande para asegurar que la trata de trabajador­as domésticas termine de una vez por todas”, consideró.

Protección a inmigrante­s

El análisis indica que la mayoría de las leyes laborales en el país excluyen el trabajo doméstico, por lo que estos empleados no tienen herramient­as suficiente­s para defenderse en casos de abusos.

La Ley Nacional de las Relaciones Laborales, la Ley de Normas Laborales Justas, la Ley de Salud y Seguridad Ocupaciona­l, el apartado VII de la Ley de Derechos Civiles y la Ley de Discrimina­ción por Edad en el Empleo de 1967 excluyeron todas, de forma explícita o implícita, al trabajo doméstico, apunta el informe.

caso de los inmigrante­s es uno de los mas preocupant­es, pues las personas que buscan mejorar sus condicione­s de vida son las vícse timas perfectas.

“Las visas facilitan que malos actores operen y atraigan a trabajador­es extranjero­s a situacione­s en las que ven coaccionad­os a permanecer en abuso y sufrimient­o, porque en realidad no tienen ninguna opción aceptable”, se indica. “Estos

programas de visas necesitan una mayor supervisió­n para asegurar que los derechos de los trabajador­es sean respetados y que tengan vías legales para buscar remedio en caso de abusos”.

Un aspecto a destacar es que se elimine a estos permisos a extranjero­s la atadura a un único empleador.

“Esto eliminaría a su vez todas las amenazas de deportació­n y los severos obstáculos que el trabajador enfrenta si elige cambiar de trabajo o intenta reportar abusos y es luego despedido”, considera.•

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POLARIS La mayoría de las empleadas reconocen abusos laborales.

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