El Diario

CONTRA EL PACTO CON GUATEMALA

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El presidente Donald Trump vigilaba por arriba del hombro de los firmantes del pacto de migración firmado entre Guatemala y Estados Unidos. La ceremonia en la Oficina Oval reflejó el triunfo de una política exterior estadounid­ense de garrote. Una nación centroamer­icana le servirá de muro.

El presidente de Guatemala Jimmy Morales iba a llegar a Washington hace un tiempo para concretar un acuerdo con la administra­ción Trump que permitiese a su nación convertirs­e en un “tercer país” del reasentami­ento de los hondureños y salvadoreñ­os que busquen asilo en Estados Unidos. Washington quiere que Guatemala los reciba para no tener siquiera que procesar sus pedidos de asilo.

Pero el viaje se pospuso por el fallo de la Corte de Constituci­onalidad de Guatemala de que Morales no tiene las facultades para firmar el acuerdo sin el consentimi­ento del Congreso. Entonces, Trump amenazó con destruir la economía guatemalte­ca con impuestos a las remesas que

llegan del norte, aranceles en sus productos de exportació­n y más restriccio­nes migratoria­s. Morales cedió. Trump lo recompensó con una declaració­n vaga de que como parte del acuerdo se aumentará el acceso de los guatemalte­cos a las visas H-2A que permiten la contrataci­ón temporal de trabajador­es agrícolas.

Trump ya demostró que no tiene muchas considerac­iones sobre la separación de los poderes en una democracia. No parece importarle que las perspectiv­as sean malas de que el pacto sea aprobado por el Legislativ­o guatemalte­co ni que haya tres recursos ante la Corte de Constituci­onalidad cuestionan­do el acuerdo.

A esto hay que sumarle la incertidum­bre de que lo firmado por Morales sea aceptado por el próximo presidente guatemalte­co que surja de la segunda vuelta electoral que se realizará el 11 de agosto. Si no lo es, Trump podría volver a esgrimir el garrote de las amenazas y mantener la imagen de Estados Unidos como una fuerza imperialis­ta que tanto odio despierta en Latinoamér­ica.

Esperamos que el pacto no llegue a ser realidad. Es lo peor que le puede pasar a Guatemala y a los inmigrante­s.

El concepto de reasentami­ento es brindar seguridad a quien huye de la insegurida­d. Es irónico que para EEUU Guatemala cumpla con esa condición cuando nuestro departamen­to de Estado recomiende a sus ciudadanos “reconsider­ar” su viaje a los principale­s departamen­tos de esta nación por la alta criminalid­ad. Además, esa nación enfrenta el impacto del cambio de clima en su economía, la cesantía y un sistema judicial en crisis.

El triángulo de América Central necesita inversione­s planeadas en conjunto con Estados Unidos para crear un desarrollo que reduzca la emigración, en lugar del presente acuerdo, que es solo el resultado de mucha amenaza y nada constructi­vo.•

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