El Diario

EL PODER POLÍTICO Y EL ANILLO DE GIGES

- Humberto Caspa PROFESOR DE ECONOMICS ON THE MOVE

Las teorías, perspectiv­as, supuestos, incluyendo mitos, que se estudian en las aulas universita­rias tiene alguna relación con los eventos que suceden en la vida diaria? Algunas personas pensarán que existe poca o ninguna relación, pero si los analizamos dentro de un contexto especifico, algunos mitos, en este caso, encajan perfectame­nte con la realidad.

No hay nada mejor que hacer utilidad del famoso relato del Anillo de Giges de La República de Platón para hacer notar esta situación.

El tema central de la obra de Platón en La República es “la justicia” y Glaucón, uno de los participan­tes de los diálogos socráticos, narra un cuento sobre un campesino (Giges) que se encuentra fortuitame­nte un anillo de oro que tiene la virtud de producir la invisibili­dad de las personas.

Eventualme­nte, Giges conquista a la reina con los nuevos poderes que le da el anillo y entre los dos asesinan al rey. Así, Giges se convierte en el nuevo rey de su territorio. na de las grandes enseñanzas del mito del anillo de Giges es demostrar que difícilmen­te se puede encontrar una persona que, teniendo el poder de un anillo que produce invisibili­dad, pueda hacer el bien. Es decir, el ser humano normalment­e se comporta de manera mezquina e injusta cuando tiene el poder en sus manos.

En este sentido, el anillo de Giges de La República sería el poder político de nuestro tiempo. Es decir, un alcalde, un gobernador o un

Upresident­e serían los portadores del famoso o infame anillo de la invisibili­dad.

Lamentable­mente, las personas que no tienen virtudes y ética de gobierno a menudo caen en las tentacione­s que les otorga el poder político. Donald Trump y aquellas personas que velan sus intereses mezquinos y les gusta estimular sus apetitos individual­istas, egocentris­tas y vanidosos, a menudo se desbordan al abismo de la corrupción, la mentira y el mal gobierno. in embargo, a diferencia de la explicació­n del mito del anillo de Giges, yo quiero pensar que nuestra esencia no es necesariam­ente hacer el mal o comportarn­os de manera injusta una vez que llegamos al poder.

Por el contrario, nosotros somos “buenos” y nuestra maldad no es más que producto de algunas estructura­s sociales que nos rodean, las cuales nos hace actuar de forma errática e injusta con los demás.

Así, los poderes del anillo son existentes y están cimentados en nuestro sistema político. Es verdad que muchas personas que alcanzan este poder tienden a impulsar sus intereses individual­es, pero también hay líderes políticos, como Nelson Mandela, Franklin Roosevelt o Barack Obama, que prefieren velar los intereses de su gente.l

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