Del café a la pizza solidaria
Dijeron que se quedaban y allí estuvieron. No todos, pero una buena parte de los casi dos centenares de personas que acompañaron a la familia Saavedra esperaron en la plaza Foley las noticias que tenían que llegar del Federal Plaza Building donde se dirimía la petición de asilo de Marco.
“Tengo que ir a dar clase”, se disculpaba una de las organizadoras que estuvo desde antes de las 8:00 a.m. en la entrada del edificio. Apuró lo que pudo antes de irse sabiendo que muchos se quedarían para seguir dando calor y compañía a la familia. Durante las primeras horas del día lo hicieron de pie, pancartas en alto y uniendo voces para pedir al unísono el asilo para Marco además de manifestar un principio claro: “Undocumented, unafraid”.
Cuando se quebraba la voz de quien lideraba el grito “sin documentos”, otro de los manifestantes retomaba para continuarlo y que resonara el “sin miedo”.
Pasaban las horas y un grupo de 60 personas seguía sin moverse. Los trípodes de las cámaras de televisión estaban fijos y los manifestantes también. Esperando hasta que Carolina, la menor de los hijos de los Saavedra se acercó pasadas las 10 de la mañana para decir que su hermano estaba ya testificando. Se secó una lágrima y siguió oyendo al grupo mandar fuerza a su familia.
Ahí se quedaron. Alguien trajo café y donas. Y ahí siguieron. Los transeúntes preguntaban curiosos, algunos hasta cogieron alguna dona. La policía miraba.
“Hay un receso y luego hablarán los abogados del Gobierno”, informó César Barros, uno de los organizadores, que añadió, “vamos a tener que esperar y aunque haga frío, llueva o nieve aquí estamos”.
Y ahí siguieron. Alguien trajo pizzas. Y ahí siguieron. Luego llegó la noche y con ella el chocolate. Los universitarios llegados de Kenyon College en Ohio, se tapaban con las pancartas. Pero se quedaron por su compañero antes de emprender un viaje de regreso. Llevan el mensaje a la Universidad de que uno de los suyos sigue en la lucha para quedarse con su familia en El Bronx.l