Scoutt Crowell
en 2013 junto con otros dos potenciales dreamers en solidaridad con quienes no habían podido beneficiarse de este programa aprobado por el Gobierno de Barack Obama porque fueron deportados antes o autodeportados antes de que se aprobara.
Allí se unieron a otros seis soñadores y se convirtieron en el “The Dream 9”, un grupo que proyectó la lucha de los soñadores a nivel internacional y la lucha por estar protegidos. Una vez que volvieron a EEUU este grupo de nueve no solicitó ser Daca sino asilados políticos, el caso que le llevó ayer ante el juez.
Marco solicita el asilo porque los activistas por los denuestra
rechos humanos y migrantes en México son frecuentemente perseguidos, torturados y asesinados y la situación está empeorando.
Antes de entrar ante el juez, este joven de 29 años, lamentaba la situación de indefensión de los inmigrantes. “Vivimos en un contexto de violencia y miedo de que
forma de vida nos sea arrebatada”, explicaba con calma pese a la tensión que se vive en momentos tan decisivos. Saavedra dijo que el caso de los DACA es el que más simpatía recibe por parte de todo el mundo, pero recordó que apenas son 700,000 y el problema de los inmigrantes es mayor. «Hicimos una recogida de fondos y en apenas un día, con ayuda de los profesores y el apoyo de la Oficina de Diversidad, conseguimos lo suficiente para pagar por la gasolina, algunos gastos y llegar hasta aquí. Marco es uno de nosotros».
Saavedra recordó que en unos días el Tribunal Supremo empezará a revisar la legislación con la que se mantienen los dacamentados y explicó que si la situación de estos jóvenes era difícil “imagínese lo que es ser un niño separado en la frontera, lo que pasa con la comunidad de los que no tienen papeles.
Apoyo de los universitarios
Más de 500 millas al volante separaban a Scoutt Crowell y Camila Wise de Nueva York, pero estas dos estudiantes de Kenyon College, al norte de Columbus (Ohio), se desplazaron con otros 13 alumnos más para dar apoyo a Marco, su familia y su causa. Saavedra está graduado por esta Universidad y cuando se conoció de la cita ante el juez se organizó el viaje.
“Hicimos una recogida de fondos y en apenas un día, con ayuda de los profesores y el apoyo de la Oficina de Diversidad, conseguimos lo suficiente para pagar por la gasolina, algunos gastos y llegar hasta aquí”, comentaba Crowell. Era la primera vez que esta estudiante estaba en la ciudad. “Marco es uno de nosotros”, dijo.
Wise explicaba que nunca habían hecho nada como esto antes. “Todos los profesores nos han apoyado mucho”, dijo. Algunos exalumnos afincados en Nueva York también se pusieron tras la pancarta de estos universitarios.
La puertorriqueña Samelys López, de El Bronx, decía de Marco que es un activista valiente. “Esto da valor a otros para luchar, a uno le sale la valentía. No le conozco bien pero sé lo que hacen y marcan la diferencia en la comunidad, por eso vine para apoyarles y coger valor yo misma”.
“La familia no está gritando de alegría pero si hay paz”, explicaba el padre Ruiz.l