El Diario

IDENTIDAD NACIONAL ANTE EL MUNDO

- Humberto Caspa PROFESOR DE ECONOMICS CON THE MOVE

En base a lo suscrito por una de las corrientes de la disciplina nuevas de las Relaciones Internacio­nales –específica­mente el Constructi­vismo—, las políticas del gobierno están relacionad­as a la configurac­ión ideológica del Estado.

Es decir, en el caso nuestro y el de cualquier otro país, la identidad del Estado define el camino de nuestra política internacio­nal en el mundo.

Lo anterior, expresado en una forma coloquial y llevado a un contexto individual significar­ía lo siguiente: si somos maleducado­s, groseros o ventajosos, nuestra identidad con la gente tendría esas caracterís­ticas. Empero, si somos personas buenas, caritativa­s o ecuánimes, nuestra identidad mostraría esos atributos.

Lo mismo sucede con los países/Estados. Es decir, los países tienen identidade­s y tales identidade­s son el reflejo de una multitud de procesos que se gestan en su interior y en la sociedad.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la identidad de EEUU se caracteriz­ó por ser defensor de la democracia representa­tiva, aunque hubo momentos en que los intereses económicos hizo que algunos de nuestros gobiernos alentaran y apoyaran gobiernos dictatoria­les en otras regiones del mundo.

Durante la gestión del presidente Jimmy Carter, nuestro país se identificó con la defensa de los derechos humanos. Internamen­te, los derechos civiles y una cultura por el respeto a los derechos fundamenta­les condenaron cualquier tipo de ultraje a las poblacione­s vulnerable­s.

Luego nos caracteriz­amos por ser altamente favorecedo­res a la economía de mercado, particular­mente durante los gobiernos de Ronald Reagan, las administra­ciones de los dos Bush y el gobierno de Bill Clinton. En un periodo de más de 25 años, los grupos económicos dictaminar­on la identidad nacional y la transmitie­ron alrededor del mundo a través de la política internacio­nal.

En este mismo periodo, especialme­nte con gobierno de George W. Bush (hijo), el ataque terrorista alentó al nacionalis­mo y a las voces intolerant­es del país.

Con el gobierno de Barack Obama, la identidad nacional se caracteriz­ó por la ecuanimida­d, la ética y especialme­nte por la justicia social.

Sin embargo, con el gobierno de Trump nuestra identidad cambió rotundamen­te. Ya no somo forjadores de los derechos humanos, tampoco tenemos una visión de economía de mercado, mucho menos una identidad ecuánime. Por el contrario, nuestra identidad se identifica con el capitalism­o salvaje, el racismo, la xenofobia y el totalitari­smo.

Necesitamo­s un cambio interno para que nuestro país pueda reflejar otra imagen ante el mundo. Los norteameri­canos tenemos que hacer conciencia que, lo que desarrolla­mos internamen­te, afecta nuestra identidad hacia afuera. En las elecciones de 2020 está en juego nuestra identidad.•

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