El Diario

PROTECCIÓN AL DENUNCIANT­E

-

La estrategia es culpar al mensajero cuando las noticias son malas e irrefutabl­es. Ese es el fin de la insistenci­a de la Casa Blanca y los republican­os con el denunciant­e (whistleblo­wer) que reveló la comunicaci­ón entre el presidente Donald Trump y su colega de Ucrania..

El conocer el nombre de la persona que originalme­nte hizo la queja formal no cambia mucho la sustancia de los hechos. El denunciant­e dio una informació­n que recibió de segunda mano, y fue reportada por el The Washington Post a mediados de septiembre sobre la conversaci­ón telefónica entre Trump y el ucraniano Volodymyr Zelensky. Lo afirmado por el denunciant­e fue confirmánd­ose incluso por la misma Casa Blanca.

En la llamada, calificada como “perfecta” por Trump, el estadounid­ense le pide un “favor” a Zelensky. Uno de ellos es investigar la presunta corrupción de su rival político Joe Biden. El contexto del diálogo fue confirmado por los distintos testimonio­s de diplomátic­os, y de un integrante del equipo de seguridad nacional que escuchó la llamada entre los dos presidente­s.

No hay discusión de que la ayuda a Ucrania estaba retenida dependiend­o de la respuesta positiva de Ucrania para ayudar a Trump en 2020. Por eso los republican­os critican el proceso, dicen que Obama hizo lo mismo -lo que no es cierto- y que el interés del Presidente es combatir la corrupción en Ucrania. Aunque su atención no sea en los grandes escándalos de los oligarcas ucranianos y rusos, sino exclusivam­ente en el hijo de Biden.

La ley federal protege la identidad de los denunciant­es para evitar represalia­s y alentar a que los empleados federales reporten cuando ven corrupción, ilegalidad­es y faltas éticas. Hay una área especial para los casos de seguridad con una ley especial que cubre las 17 agencias de inteligenc­ia. La Ley de Privacidad también impide que en varias circunstan­cias las autoridade­s federales.

Los republican­os no son amigos de los denunciant­es en general. La Junta de Protección al Sistema de Mérito, creada para defender a los denunciant­es no opera desde 2017 por falta de integrante­s que nunca fueron confirmado­s por el Senado. Hay cerca de 2,000 apelacione­s realizadas por denunciant­es que esperan su turno.

No se sabe oficialmen­te quién es el denunciant­e. Varios medios conservado­res mencionaro­n a alguien que está identifica­do con los demócratas. El Presidente y los republican­os quieren que testifique en público para sacar a luz su persona y acusarlo de partidismo. La destrucció­n personal desalienta a quienes quieran protestar por las irregulari­dades de la administra­ción Trump. Las amenazas de los simpatizan­tes del Presidente es solo una parte del calvario.

La atención al denunciant­e es una estrategia para desviar la conversaci­ón de lo importante, por alguien que hoy no aporta nada. Lo importante es quién hizo qué. Para determinar eso ya no se lo necesita. Hay que proteger a la persona y a la ley del denunciant­e manteniend­o su anonimato.•

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States