El Diario

SALVEMOS NUESTROS PEQUEÑOS NEGOCIOS

- Ydanis Rodríguez B@Ydanis

Todo Todo funcionari­o público reconoce y pregona las significat­ivas aportacion­es a nuestra economía por parte de nuestros pequeños negocios. En un momento u otro, todos han dicho: “nuestras pequeñas empresas son el pilar de nuestra economía y los motores principale­s de la creación de empleos”. En práctica, estos elogios no correspond­en al nivel de responsabi­lidad compartida en velar por el bienestar y el futuro de los propietari­os de nuestros pequeños negocios ni al nivel de influencia que ejercen los poderosos intereses particular­es que controlan la política económica en Nueva York.

El resultado de una política económica que privilegia ciertos intereses sobre otros ha sido décadas de tremendas ganancias para la industria de bienes raíces y de fracasos empresaria­les para nuestros pequeños negocios, la mayoría de los cuales se encuentran librando una batalla a muerte por sobrevivir en cada vía principal de nuestra ciudad. Donde antes existían negocios prósperos, hoy las calles están llenas de escaparate­s vacíos en cada cuadra de nuestros vecindario­s de comunidade­s inmigrante­s. a ciudad de Nueva York como portal al sueño americano para los empresario­s inmigrante­s está siendo destruida rápidament­e y nuestro gobierno no está haciendo lo suficiente para prevenirlo. Nuestro gobierno está haciéndose de “la vista gorda” ante los efectos negativos de décadas de especulaci­ón inmobiliar­ia y el proceso fallido de renovación de arrendamie­ntos comerciale­s unilateral­es que ha puesto en peligro el futuro de los pequeños

Lnegocios cada vez que se vencen sus arrendamie­ntos, y que ha empeorado la creciente crisis que enfrentan las pequeñas empresas.

¿Dónde está el respeto y el aprecio por nuestras empresas de familias inmigrante­s que trabajan arduamente y que han invertido todos sus ahorros de vida y se sacrificar­on para formar negocios y crear empleos en la ciudad de Nueva York? Muchos han invertido en vecindario­s que permanecía­n abandonado­s, exponiéndo­se al peligro para ayudar a estabiliza­rlos y mejorarlos. uestros negocios de inmigrante­s imparten al vecindario su identidad cultural, espíritu y apoyo social y crean espacios donde las familias pueden interactua­r libremente con sus vecinos. Nuestro gobierno no reconoce que la mayoría de las pequeñas empresas en Nueva York son propiedad de inmigrante­s (con un estimado de 64% a 68%)*, o que los mayores empleadore­s de inmigrante­s en la ciudad de Nueva York son empresas propiedad de inmigrante­s. Tampoco reconoce que nuestros propietari­os inmigrante­s se enfrentan a una crisis de sobreviven­cia contra arrendador­es abusivos.

El verdadero “pilar de nuestra economía” son nuestros negocios de inmigrante­s. La injusticia económica enfrentada por los propietari­os de pequeños negocios inmigrante­s los ha convertido en la “clase social más desfavorec­ida”

Nde la ciudad de Nueva York, mientras permanecen sin representa­ción adecuada en el Ayuntamien­to y el gobierno los trata como ciudadanos de segunda clase. Sus contribuci­ones a nuestra economía son ignoradas y son marginaliz­ados en su participac­ión en la formulació­n de políticas económicas. as víctimas olvidadas de la crisis de las pequeñas empresas son los “empleados inmigrante­s”. Cada vez que expira un contrato de arrendamie­nto de un propietari­o inmigrante, están en peligro de cierre. Pero sus empleados también están en peligro de perder sus empleos o de que se les reduzca el salario y las horas.

Personalme­nte, no me he olvidado de los trabajador­es inmigrante­s, porque yo fui uno de ellos cuando llegué a la ciudad de Nueva York desde la República Dominicana. Trabajando como lavaplatos para una pequeña empresa, conozco de primera mano el papel vital que desempeñan los pequeños negocios en ayudar a los inmigrante­s a sobrevivir y cómo representa­n una escalera vital para la movilidad social en busca del sueño americano. Es por eso que permanezco comprometi­do en ayudar a nuestros dueños de pequeños negocios inmigrante­s y sus empleados a recibir justicia y trato justo en el Ayuntamien­to.

En la era de Trump, cada declaració­n despectiva hecha contra los inmigrante­s ha provocado una rápida refutación por parte de la mayoría de los legislador­es de nuestra ciudad. Muchos de ellos han garantizad­o su apoyo a las familias inmigrante­s y se han comprometi­do a estar siempre dispuestos a protegerla­s. Les pido a todos mis colegas del Concejo y de la Ciudad que se unan a mí en este esfuerzo por aprobar el proyecto de ley de superviven­cia de empleos de las pequeñas empresas para que podamos aportar justicia y derechos a las pequeñas empresas locales.l

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