Los ‘edificios aguja’ que tejen el nuevo perfil de Nueva York
Más de 20 edificaciones de 300 metros se han erigido en los últimos diez años
Nueva York es su perfil, forjado por los rascacielos que la habitan y la redibujan constantemente con cada impulso económico y cada crisis. La fiebre multimillonaria por los “edificios aguja” de Manhattan está delineando ahora una nueva silueta, admirada por unos y aborrecida por otros.
Dos decenas de colosos residenciales apodados “las agujas” o las “torres lápiz” por su exagerada estrechez y altura, comenzaron a emerger con el arranque del nuevo decenio junto a las atalayas de oficinas y hoteles que continúan retando al cielo neoyorquino.
Muchos se elevan más de 300 y 400 metros, como el 111 West de la calle 57 (435 m.) o el Central Park Tower (442 m.), que tienen en común que se levantan sobre la manzana de oro de los multimillonarios, donde los ricos del mundo entero compiten por comprar un apartamento con vistas de pájaro sobre uno de los parques más emblemáticos del planeta.
En total, más de 20 edificios de 300 metros se han erigido en los últimos diez años, están en construcción o está proyectada su conclusión en el próximo quinquenio, lo que está cambiando fisonomía de la Gran Manzana.
“Lo que necesitas para construir rascacielos es una economía en auge, una demanda de espacio, gente que quiere apiñarse en el mismo sitio y que está dispuesta a pagar unas rentas elevadas, que provocan un aumento del precio del suelo. Y es en ese terreno que Nueva York se ha mantenido extremadamente competitiva, reinventando su silueta una y otra vez y estirando el perfil de la isla”, dice Carol Willis, directora del Museo del Rascacielos.
Willis cuenta como los rascacielos, que empezaron a levantarse en la última década del siglo XIX, ocuparon primero la zona del bajo Manhattan en torno a Wall Street, para ir subiendo en dirección norte hacia el medio Manhattan hasta la calle 42 y la estación Grand Central, “donde un nuevo centro de desarrollo de los negocios comenzó a crecer, principalmente a partir de las guerras mundiales”.
Eran edificios de oficinas y algunos de hoteles, “pero ahora los rascacielos con plantas residenciales” constituyen “el nuevo crecimiento, una clase de edificios hiperlujosos, espectaculares, superaltos y superesbeltos que conforman la última década de desarrollo e innovación del perfil urbano de la ciudad”.
Más allá del bajo y el medio Manhattan, donde siguen creciendo los rascacielos amenazando al cielo, se levantan nuevas torres en la calle 57, junto a Central Park, y el nuevo y flamante barrio de Hudson Yards, que además de algunos de los últimos colo“A