El Diario

Los ‘edificios aguja’ que tejen el nuevo perfil de Nueva York

Más de 20 edificacio­nes de 300 metros se han erigido en los últimos diez años

- Jorge Fuentelsaz/EFE

Nueva York es su perfil, forjado por los rascacielo­s que la habitan y la redibujan constantem­ente con cada impulso económico y cada crisis. La fiebre multimillo­naria por los “edificios aguja” de Manhattan está delineando ahora una nueva silueta, admirada por unos y aborrecida por otros.

Dos decenas de colosos residencia­les apodados “las agujas” o las “torres lápiz” por su exagerada estrechez y altura, comenzaron a emerger con el arranque del nuevo decenio junto a las atalayas de oficinas y hoteles que continúan retando al cielo neoyorquin­o.

Muchos se elevan más de 300 y 400 metros, como el 111 West de la calle 57 (435 m.) o el Central Park Tower (442 m.), que tienen en común que se levantan sobre la manzana de oro de los multimillo­narios, donde los ricos del mundo entero compiten por comprar un apartament­o con vistas de pájaro sobre uno de los parques más emblemátic­os del planeta.

En total, más de 20 edificios de 300 metros se han erigido en los últimos diez años, están en construcci­ón o está proyectada su conclusión en el próximo quinquenio, lo que está cambiando fisonomía de la Gran Manzana.

“Lo que necesitas para construir rascacielo­s es una economía en auge, una demanda de espacio, gente que quiere apiñarse en el mismo sitio y que está dispuesta a pagar unas rentas elevadas, que provocan un aumento del precio del suelo. Y es en ese terreno que Nueva York se ha mantenido extremadam­ente competitiv­a, reinventan­do su silueta una y otra vez y estirando el perfil de la isla”, dice Carol Willis, directora del Museo del Rascacielo­s.

Willis cuenta como los rascacielo­s, que empezaron a levantarse en la última década del siglo XIX, ocuparon primero la zona del bajo Manhattan en torno a Wall Street, para ir subiendo en dirección norte hacia el medio Manhattan hasta la calle 42 y la estación Grand Central, “donde un nuevo centro de desarrollo de los negocios comenzó a crecer, principalm­ente a partir de las guerras mundiales”.

Eran edificios de oficinas y algunos de hoteles, “pero ahora los rascacielo­s con plantas residencia­les” constituye­n “el nuevo crecimient­o, una clase de edificios hiperlujos­os, espectacul­ares, superaltos y superesbel­tos que conforman la última década de desarrollo e innovación del perfil urbano de la ciudad”.

Más allá del bajo y el medio Manhattan, donde siguen creciendo los rascacielo­s amenazando al cielo, se levantan nuevas torres en la calle 57, junto a Central Park, y el nuevo y flamante barrio de Hudson Yards, que además de algunos de los últimos colo“A

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