Agrupación vence barreras de discapacidad a través de la música
“La música es pasión y alegría”, dijo Gómez, también invidente y con condiciones asociadas que no han limitado su desarrollo artístico y mucho menos el sueño de “hacer muchos conciertos”.
Bongó, batería y timbal están a cargo de David Pérez, el percusionista de la agrupación que para su maestra desvirtúa algunos conceptos sobre el síndrome de Down, pues su capacidad “sorprende en cada ensayo y concierto”, agregó Pérez. Él, además de ser “muy musical”, muestra en el escenario “sabor” y “sangre negra” que prueba que en el arte no hay límites sino puertas que ha abierto cada miembro de Azul Ilusión.
Artistas reales
Para la corporación, que se ha fortalecido con la asesoría de Interactuar capacitando a su directora en temas administrativos para no convertirse en una entidad “con ánimo de pérdida”, el propósito es desarrollar el talento artístico de sus miembros y abrirles espacios de inclusión laboral desde las artes.
“Nuestra idea es que los vean como artistas y no como ‘hay pobrecitos, qué pesar’. Que sientan que el grupo se escucha bien”, afirmó Pérez.
La percusionista dijo que pone a disposición de sus alumnos lo aprendido en la academia para trasladar la exigencia que todo músico debe tener para lograr progresos y conseguir calidad artística. “Soy música, así que trato que ellos
agregó.. también puedan asumir esa exigencia”,