¿QUÉ ESPERAR DEL CENSO 2020?
“Todos los estudiantes de las escuelas públicas de la Ciudad de Nueva York deben tener las oportunidades y los recursos que necesitan para alcanzar sus sueños”, dijo el canciller de Educación. “A través del Save for College Program, nos estamos asociando con nuestras organizaciones locales de Queens, empresas, miembros de la comunidad, líderes escolares y familias para trabajar juntos y ahorrar para la educación superior. Gracias al Gray Foundation y NYC Kids RISE por esta poderosa asociación, que está abriendo puertas para más de 10,000 niños en nuestra comunidad de Queens”.
“Durante los últimos tres años, hemos tenido el privilegio de tener el programa piloto para este modelo innovador aquí en el oeste de Queens y esperamos asegurarnos de que este programa no sólo permanezca, sino que crezca para servir a nuestros niños y familias durante muchos años en el futuro”, indicó de su parte el concejal Moya.
Una investigación muestra que un niño de bajos ingresos con una cuenta dedicada a los ahorros universitarios tiene tres veces más probabilidades de inscribirse en la universidad y más de cuatro veces más probabilidades de graduarse.
NYC Kids RISE ya ha depositado más de $1.6 millones en las Cuentas de Beca NYC de los estudiantes participantes como una inversión temprana en el éxito educativo de cada niño.l los niños. Al seguir los sueños que los padres tienen para el futuro de sus hijos, NYC Kids RISE aspira a que todos los estudiantes de las escuelas públicas de la Ciudad de Nueva York tengan la oportunidad de asistir a la universidad y graduarse.
Un nuevo estudio del Departamento de Comercio de Estados Unidos ha comprobado que la información recolectada durante el censo de agosto de 1943 fue empleada para localizar los nombres y direcciones de ciudadanos de origen japonés. Luego fueron acorralados en campos de concentración, cuando la potencia del norte y Japón se fueron a la guerra. Eso lo explicó Margo Anderson, una historiadora de la Universidad de Wisconsin, y el estadista William Seltzer, de Fordham University en Nueva York.
Ahora mismo, se espera un censo. Se habla sobre las posibles repercusiones para nuestra gente si no se hacen contar. Nos dicen: no tendremos suficientes camas en los hospitales, ni cupo en las escuelas, ni los recursos necesarios para los centros de educación preescolar, ni las provisiones requeridas para suplir las necesidades alimenticias para quienes reciben asistencia social… En fin, una larga lista de consecuencias nefastas.
Visto desde la perspectiva estrictamente estadística, parecería imperioso decir: ¡hey, aquí estoy! Una premura que viene de la mano con algunas organizaciones hispanas/nacionales, auto-proclamadas como “nuestros representantes”, quienes urgen al inmigrante indocumentado a salir de las sombras. stas entidades quieren hacernos creer que la deportación es una característica propia de los conservadores y del presidente actual. Hablemos claro: Barack Obama deportó tres millones de almas, y no todos malos hombres. En esos “días gloriosos”, encontré niños huérfanos una escuela pública porque “La Migra” se había llevado a sus padres.
Quisiera que reflexionáramos un instante: ¿es el censo la
Una madre de un estudiante en kínder activa la cuenta de Beca NYC de su hijo, acompañada por el canciller de Educación Richard A. Carranza.
Dilema Hay que reconocer que para los inmigrantes que no tienen una ‘green card’, dejarse contar es una encrucijada.
Eúnica manera de saber cuántos somos y dónde estamos? Por ejemplo, tomemos los algoritmos, las proyecciones, los métodos de interpolación, los cálculos, datos y comparaciones que actualmente sirven para decidir la tasa de ocupación de los hoteles de Las Vegas, las rutas de vuelos de las aerolíneas, cuántos carros nuevos se construirán, de acuerdo al número de nuevos conductores en un país, etcétera. ntonces, ¿cómo es posible que, para pronosticar la necesidad de servicios públicos, se requiera ir de casa en casa cada diez años? Las grandes corporaciones, por ejemplo, saben de antemano, y con bastante exactitud, cuántas cárceles o galones de gasolina se necesitan en cualquier pueblo, en cualquier temporada, año tras año.
En plena era digital, en este momento de increíbles avances tecnológicos, ¿justo ahora me van a decir que la única manera de saber cuánta gente vive sobre suelo norteamericano es mandando a alguien a tocarme a la puerta? ¿Y los expedientes de nacimiento de los hospitales, los protocolos imperantes en los puertos, el incremento en el número de multas o seguros de carros para no-residentes? ¿Nada de eso sirve para hacer un conteo? ¿En serio?
Para quien no posee una Green Card, hacerse contar es un dilema que va más allá de la buena voluntad de generar datos fehacientes para una oficina gubernamental. Y si me tocara estar en su lugar, seriamente, me lo tendría que pensar.l
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