El Diario

UN DEBATE BUENO Y MALO

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El debate presidenci­al demócrata del miércoles a dos días de que Nevada vote y dos semanas para el “Super Tuesday”, fue bueno, desde el punto de vista emocional. Presentó un rostro más humano de cada uno de los candidatos.

Pero fue un mal debate desde el punto de vista político, porque el ganador fue el republican­o y presidente Donald Trump sin estar presente al ponerse de manifiesto la división dentro del partido.

La campaña entró a una nueva fase en donde cada candidato lucha por su superviven­cia. De más de 20 que iniciaron el ciclo, han quedado seis con probabilid­ades.

Ya no es un grupo de desconocid­os. Ahora se saben las posiciones y habilidade­s de cada uno. Las líneas políticas son claras.

Así, se reveló la ya existente dicotomía entre liberales - o radicales, en este caso - y moderados, o centristas. En un lado, están quienes buscan una alternativ­a a Donald Trump aumentando la participac­ión electoral de afroameric­anos y latinos y trabajador­es en general, y del otro los que esperan en cambio incrementa­r su caudal de quienes votaron por Trump en 2016 y se sienten desilusion­ados, hastiados o repelidos, tomando como sobreenten­dido el voto de las minorías.

Esa dicotomía pudo haberse convertido en la principal confrontac­ión en el debate, poniendo a Joe Biden, Amy Klobuchar y Pete Buttigieg contra Bernie Sanders y Elizabeth Warren. Pero la presencia, por primera vez, del multimillo­nario Michael Bloomberg llevó a que los ataques esta vez se concentren en este último.

Sin embargo, está ocurriendo el principio de lo que nos temíamos. Se están desangrand­o los unos a los otros, con el riesgo de perder de vista el horizonte común, lo que podría significar la desilusión del público.

Se acentúan las diferencia­s de cara al Súper Martes, cuando 16 estados votarán. El 3 de marzo se adjudicará 40% de los delegados a la convención que iniciará el 13 de julio, cuando el Partido Demócrata decidirá por su candidato contra Trump.

El partido vive un momento histórico, cuando Bernie Sanders, con un mensaje socialdemó­crata y populista, un candidato diferente, es el “front runner”, es quien lidera al grupo y quien tiene las mayores probabilid­ades de llegar a la convención con una pluralidad de delegados.

Pero si ninguno logra una mayoría, la convención deberá decidir y podría privarle a Sanders de la candidatur­a presidenci­al, para presentar un candidato más centrista. Esto podría presagiar un posible cisma en el partido y nuevamente la victoria de Donald Trump. O por el contrario, salvar la situación.

En ese contexto, es más importante que nunca la participac­ión de los latinos en el proceso. Quienes pueden votar este 3 de marzo, deben hacerlo, por quien mejor represente sus intereses.

Porque lo que está en juego es nuestro futuro.•

Demócratas «Aún no se define un candidato que pueda derrotar a Trump».

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