Se profundiza la caída de empleo formal bien
Remunerado en México, con una baja de 761.700 personas que ganan más de cinco salarios mínimos.
noche: yo mismo he tenido que dar una parte de mi salario”, dice Octavio, un ex trabajador del ayuntamiento de Xochitepec.
Hasta a los campesinos
Cada año, Miguel Angel, un campesino del norte de Guerrero, tenía la ilusión de su cosecha de maíz. Con un buen temporal (lluvias) podía sacar hasta dos toneladas con lo que se hacía a un dinero seguro para la escuela de sus niños y la comida. No es una actividad sencilla: tiene que trabajar duro, de sol a sol, preparar la tierra, ararla, abonarla y, por supuesto, invertir dinero.
Un dinero que ahora no puede recuperar porque los extorsionadores lo interceptaron en la carretera. Por cada carga que transporte debe pagar la mitad de la venta o lo matan. Eso sería trabajar para ellos nada más, lamenta hoy sin saber qué hacer.
Cada vez más
La organización criminal que extorsiona a Miguel llegó hace unos dos años a su pueblo y sus peticiones han ido en incremento. Primero pedían sólo a los negocios más grandes y ahora van con los productores rurales.
Aún no piden dinero por los programas sociales de ayuda del gobierno al campo ni han alcanzado a los micronegocios, pero temen más problemas porque ya ocurre en los vecinos Estado de México.
Alfonso Garza, directivo del Consejo Nacional de Unidades de Campesinos y Colonos, denunció que en Michoacán, por ejemplo, los criminales conocen el padrón de campesinos que reciben ayuda y el monto y amenazan con violencia si no les entregan una parte.
Nosotros denunciamos ante el Consejo Mexicano de Desarrollo Rural, ante la Procuraduría General de la República y la Secretaría de la Defensa Nacional, que si un grupo de beneficiarios del campo tiene programado recibir 200,000 pesos, los delincuentes les exigen la entrega de 100,000 pesos o que les den una cuota mensual, pero no hay respuesta.
La impunidad agudiza el delito, tanto en el medio rural como en las urbes, incluyendo la ciudad de México, donde restauranteros y vendedores ambulantes dan cuenta de este delito: algunos de éstos ya fueron incendidados por negarse a cooperar.
En Pachuca, Hidalgo, el diputado local Víctor Guerrero denunció que desde el año pasado el cobro de piso es un hecho en el Valle del Mezquital y la Sierra Gorda hidalguense, una de las más pobres de México, donde van por tortillerías, florerías, lotes de autos, clínicas de salud, balnearios, consultorios médicos privados.
Esto es un gran golpe total a la economía del país, donde la mayoría de los negocios son pequeños.