Redadas continuas siembran miedo
A pesar de tratarse de ciudades santuario, ICE realiza operativos
La mexicana Victoria Ramírez vive su “peor pesadilla” desde que agentes de Inmigración se llevaron a su marido en la intensificación de las redadas de la Administración Trump en ciudades santuario como Nueva York, sembrando el miedo en comunidades como la suya en el sur de El Bronx.
En lo que va de año, residentes de Mott Haven, donde se ha establecido una gran comunidad mexicana y algunos son dueños de negocios, han afrontado cuatro redadas en las que han arrestado a dos vecinos, entre ellos Christian Padilla, un obrero de la construcción de 36 años, lo que ha devastado a su esposa Victoria y su única hija Natalia, de 10 años.
La tranquilidad de la que dicen que disfrutaban en su comunidad, en la Avenida Willis de El Bronx, donde coexisten edificios de apartamentos y todo tipo de negocios, ya desapareció. La han sustituido el miedo y la desconfianza a la policía, que aseguran está cooperando con el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) pese a que Nueva York es una ciudad santuario.
La comunidad ha exigido una explicación al alcalde Bill de Blasio y al jefe de la policía de la ciudad, Dermot Shea.
La presencia del ICE en Nueva York responde a una política del Gobierno contra ciudades santuario -que rechazan colaborar en la aplicación de las leyes migratorias, de competencia exclusiva del Gobierno federal- de reforzar el número de agentes con oficiales de élite de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) para vigilar hogares y centros de trabajo para arrestar y deportar al mayor número posible de indocumentados.
Según The New YorkTimes, ICE solicitó se le asignaran 500 agentes de élite en las calles de ciudades santuario
en las próximas semanas.
Ramírez no olvida el pasado 3 de marzo, cuando su esposo fue sacado de su hogar a las seis de la mañana por agentes de Inmigración que, portando armas largas, hablando en español e inglés, tocaron en cada puerta, como han hecho también en otro edificio cercano al que han ido en tres ocasiones este año.
“Él abrió la puerta, que no tiene mirilla, porque dijeron ‘Es la policía’, y de hecho, era una policía del precinto 40 (El Bronx) que estaba al frente de ellos. Abrió porque pensaba que le iban a pedir información de alguien o de algo”, señaló Ramírez y aseguró que los agentes no mostraron una orden de arresto.
“La policía está cooperando porque cuando se lo llevaron fui al precinto 40 y les dije qué estaba pasado, que quería información sobre mi esposo, y me dijeron que llamara al 311 (número de la ciudad) o a Inmigración.
Les dije ‘Ustedes estaban con ellos’ y ellos me dijeron ‘Sí, nosotros participamos en el arresto’”, recordó.
Ramírez y otros inmigrantes dijeron aque tienen miedo de salir de sus hogares y de ser separados de sus hijos.
“Tengo familia pero no estamos muy unidos; mi hija solo me tiene a mí. Me da miedo que me lleguen a arrestar o pase algo más y ella se quede sola. Ella llora demasiado, no duerme, me llaman de la escuela seguido porque la atiende la sicóloga
inmigrante.. y le están dando terapia”, indicó la
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