PROBLEMA EN LA CASA BLANCA
Por una acumulación de problema graves, el día de ayer fue de seria crisis nacional y global, y los venideros pintan difíciles. El mercado de petróleo ve su peor jornada desde 1991. Las bolsas de valores en todo el mundo señalaron fuertes caídas, en Nueva York de más de 2,000 puntos, más del 7%. La clase financiera destila desconfianza respecto al futuro económico.
Mientras, el coronavirus seguía creciendo sin control en todo el mundo, con miles de nuevos casos y centenares de muertes agregados cada día.
Frente a esa situación tenemos a un país dividido y en agudo conflicto interno.
Para poder enfrentar esta grave situación requerimos un presidente con capacidad organizativa y reconocimiento de la grave situación. Que trabaje en conjunto con la oposición. Que interrumpa sus actividades cotidianas, que lo deje todo, para dedicarse de lleno a mitigar la crisis. Que infunda confianza en los corazones de los ciudadanos y restaure la tranquilidad pública.
En lugar de ello tenemos en la Casa Blanca a Donald Trump.
El presidente se la pasa jugando al golf en alguna de sus mansiones. Atiende reuniones de recaudación de fondos electorales y mítines multitudinarios, en los que vocifera que “lo del coronavirus es una farsa (hoax) de los demócratas” y los medios.
Apareció en la reunión del Centro de Control y Prevención de Enfermedades vestido de golf y su gorra roja de propaganda electoral. Insultó al gobernador del estado de Washington, el más golpeado por la enfermedad. Se ufanó de entender esta enfermedad aún misteriosa mejor que nadie. En Twitter afirmó falsamente que: “Tenemos un plan perfectamente coordinado y afinado”. Contradijo a los médicos infundiendo dudas en la gravedad de la enfermedad. Afirmó que quienes contraen el virus pueden seguir trabajando, para luego negarlo.
Lo minimiza todo, aterrado de que la crisis se le vaya de las manos y lo afecte personalmente. Su ambición reeleccionista lo enceguece.
No esperamos ya de Trump que sea un Roosevelt, un Lincoln. Solo que sea un líder normal, que se dedique a paliar la mayor crisis nacional vivida en tiempos de paz. Que acelere exponencialmente la cantidad de pruebas de detección de COVID-19 en todo el país. Que apruebe que laboratorios privados lo provean. Que encauce fondos de otras dependencias a combatir el virus.
Solo la incompetencia de Trump parece mayor que su ego. La verdad es que no tiene idea de cómo hacerle frente a la crisis, no entiende los hechos y miente.
Mientras, en todo el mundo están tomando medidas enérgicas. En China el 70% de los pacientes se han recuperado. En Japón cerraron las escuelas. En Italia, en donde las muertes llegan a 500, pusieron en cuarentena todo el norte, con sus 16 millones de personas. Medidas que quizás no sean suficientes.
Estados Unidos, el país más rico y adelantado del mundo, todavía tiene que reconocer la gravedad de la situación y actuar con energía para mitigar los daños. Lamentablemente, le toca a Trump hacerlo.•
Trump «Se dedica al golf mientras hay una crisis».