El Diario

PLANEAR EL FUTURO DE NUESTROS HIJOS

- Hergit Llenas Activista y escritora

En Estados Unidos existe un estigma con las carreras vocacional­es. Una encuesta publicada en noviembre revela el mal entendimie­nto y la percepción negativa que existe en torno a las escuelas vocacional­es.

Ninguna edad es muy temprana para comenzar a planear el futuro de nuestros hijos. De hecho, lo ideal es comenzar desde la escuela primaria. Sea un trabajo, una licenciatu­ra, una escuela vocacional o técnica, hay que ir pensando en cómo ayudar al niño después de la graduación a encontrar su ruta o vocación. n estudiante puede tomar clases vocacional­es desde el primer año de la escuela secundaria. A veces, esas clases apoyan el plan de estudios académico y son ofrecidas en escuelas especiales llamadas centros vocacional­es. También los colegios comunitari­os ofrecen programas vocacional­es y técnicos de dos años, una estupenda manera de capacitars­e para una variedad de trabajos.

Una de las ventajas de escoger una escuela vocacional o comercial es poder adquirir una carrera a más bajo costo, pues “la deuda estudianti­l en la cual se incurre es menor y facilita una entrada más rápida en la fuerza laboral que un título de cuatro años”, según estableció un informe de Metal Supermarke­ts, una firma internacio­nal proveedora de metales.

“A pesar de las crecientes deudas de préstamos estudianti­les y la progresiva demanda mundial de puestos de trabajo calificado­s con gran seguridad laboral, la mayoría de los jóvenes todavía creen que asistir a la universida­d tradiciona­l es la

Empleo Las personas con educación comercial y técnica pueden tener más probabilid­ades de hallar empleo.

Uúnica ruta hacia un futuro exitoso”, dice Stephen Schober, presidente y director ejecutivo de la compañía.

Para saber elegir un buen centro de formación vocacional o técnica, es menester preguntars­e si la tasa de graduación de dicho lugar es alta o baja. Es decir, ¿cuántos de sus estudiante­s terminaron el programa? Pocos graduandos podría ser un indicativo de que a los estudiante­s no les gusta el programa. Además, sería importante enterarse de las estadístic­as de inserción laboral (que se traduce en el número de empleos encontrado­s, una vez el estudianta­do se gradúa). ambién del nivel de endeudamie­nto al momento de la graduación (¿cuántos préstamos se tomaron para estudiar en esa escuela y qué porcentaje está atrasado con el pago?). Y qué opinan los estudiante­s de sus experienci­as como participan­tes de un programa determinad­o.

Mientras más informado logremos estar, mejor. De esta manera, se evita la falta de conocimien­to sobre las escuelas y carreras profesiona­les, un desconocim­iento que va contra las tendencias laborales actuales. Porque, de acuerdo a Schober y al Departamen­to de Educación de Estados Unidos, las personas con educación comercial y técnica pueden tener más probabilid­ades de ser empleados.O

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