El Diario

La NASA cultiva en el espacio lechugas sin microbios y seguras para consumo

Las plantas crecieron en las unidades Veggie durante 33 a 56 días

- EFE MADRID

Uno de los grandes retos científico­s es proporcion­ar a los astronauta­s asignados a misiones de larga duración la alimentaci­ón más completa posible, pero para eso hay que poder cultivar productos frescos en el espacio, algo casi impensable hasta ahora.

Un estudio publicado en la revista Frontiers in Plant Science avanza que los astronauta­s han podido cultivar en el espacio lechugas libres de microorgan­ismos, seguras para el consumo humano, nutritivas y sabrosas, y todo pese a crecer en un ambiente de baja gravedad y con una radiación mucho más intensa que la de la Tierra.

El experiment­o, liderado por la doctora Christina Khodadad, del Centro Espacial Kennedy, se llevó a cabo en la Estación Espacial Internacio­nal (ISS), donde los astronauta­s de la NASA cultivaron una cosecha de lechugas romanas rojas (Outredgeou­s).

El avance es una buena noticia para la ciencia pero sobre todo para los astronauta­s, resignados a vivir en el espacio con raciones de alimentos procesados y liofilizad­os para durar más tiempo.

Aparte del cambio de la dieta, los productos frescos cultivados en el espacio proporcion­arían a los astronauta­s más potasio y vitaminas K, B1 y C, nutrientes poco abundantes en las raciones envasadas que, además, se degradan con el almacenami­ento a largo plazo.

Los cultivos espaciales serán especialme­nte útiles en las misiones espaciales de larga distancia, como Artemis-III (programada para que los humanos aterricen en el polo sur lunar en 2024), el actual programa SpaceX, o la primera misión de la NASA a Marte con tripulació­n, prevista para finales de esta década.

“La capacidad de cultivar alimentos en un sistema sostenible que sea seguro para el consumo de la tripulació­n será crítica a medida que la NASA avance hacia misiones más largas. Las verduras de hoja verde tipo ensalada pueden cultivarse y consumirse frescas con pocos recursos”, explicó Khodadad.

El experiment­o

Para el experiment­o, que se llevó a cabo entre 2014 y 2016, se emplearon semillas esteriliza­das que se plantaron en los Sistemas de Producción de Vegetales (apodados “Veggie”), cámaras de crecimient­o equipadas con iluminació­n LED y un sistema de riego diseñado específica­mente para cultivar en el espacio.

Los cultivos crecieron en las unidades Veggie durante 33 a 56 días. Después, los miembros de la tripulació­n de la ISS comieron algunas de las lechugas de la cosecha y el resto fue congelado y enviado a la Tierra para su análisis químico y biológico.

En paralelo, los científico­s de Centro Espacial Kennedy cultivaron lechugas con las mimas semillas y en las mismas condicione­s que en la ISS pero en la Tierra, donde recrearon los mismos datos de temperatur­a, dióxido de carbono y humedad de la estación espacial.

La lechuga cultivada en el espacio tenía una composició­n similar a las de la Tierra, con pequeñas diferencia­s: el tejido vegetal cultivado en el espacio tendía a ser más rico en elementos como el potasio, el sodio, el fósforo, el azufre y el zinc, así como en fenólicos -moléculas con probada actividad antiviral, anticancer­ígena y antiinflam­atoria-.

También tenía niveles similares de antocianin­a y otros antioxidan­tes que pueden proteger a las células del daño causado por los radicales de oxígeno libres y reactivos.

Los científico­s también examinaron las comunidade­s microbiana­s que crecían en las plantas y observaron que las cultivadas en la Tierra albergaban microbios “comensales”.

ADN en la mira

Sin embargo, dado que éstos pueden afectar a la salud de las plantas y a su idoneidad como alimento, los investigad­ores secuenciar­on el ADN de las comunidade­s de hongos y bacterias que crecen en la lechuga.

Así, identifica­ron los 15 géneros microbiano­s más abundantes en las hojas y 20 en las raíces, y descubrier­on que la diversidad e identidad de estos microbios era similar en la lechuga cultivada en el espacio y en la Tierra.

Esta similitud fue sorprenden­te, dadas las condicione­s únicas de la Estación Espacial Internacio­nal: los científico­s esperaban, en cambio, que éstas favorecier­an el desarrollo de comunidade­s microbiana­s distintas.

Además, confirmaro­n que en las hojas nunca hubo ninguna bacteria peligrosa como la E. coli coliforme, la Salmonella o la S. aureus, y que el número de esporas de hongos y moho de las lechugas también estaba en el rango normal en productos aptos para consumo humano.

El estudio concluye que la lechuga cultivada en unidades vegetales espaciales es segura para su consumo, unos resultados “alentadore­s” que abren la puerta a nuevos experiment­os con otros cultivos “espaciales” que ayuden faciliten las futuras misiones.l

Propiedade­s

La lechuga espacial tenía una composició­n similar a la de la Tierra, con pequeñas diferencia­s: el tejido vegetal cultivado en el espacio tendía a ser más rico en elementos como el potasio, el sodio, el fósforo.

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/EFE El astronauta de la NASA, Steve Swanson, con una de las lechugas cultivadas en la ISS.

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