El Diario

Pepe Aguilar cabalga entre celebridad­es

El cantante habla de su casa en Los Ángeles y de su trabajo como empresario

- Lorena Corpus / Reforma

En el lujoso barrio de Calabasas donde viven celebridad­es como Kim Kardashian, Kanye West y The Weeknd, hay un charro que a veces se pasea a caballo... Él es Pepe Aguilar, un cantante arriesgado e independie­nte a quien ahora le toca ganar con su espectácul­o ecuestre, pero en el pasado, dijo, se enfrentó al fracaso y en alguna ocasión terminó en su camerino llorando, porque a este zacatecano de 1.96 metros no le da pena decir que es “muy chillón”.

“No me quedó de otra. En los últimos 20 años me he tenido que independiz­ar. Todo ha sido picar piedra y eso me llevó a tener una total autosufici­encia: Soy 100 por ciento dueño de mi carrera”, afirmó Pepe.

El éxito le sonríe a este charro, quien tiene más de 10 años viviendo en Calabasas, California, donde varias celebridad­es mundiales son sus vecinos.

“Sé que ahí viven, sé cuáles son sus casas, pero no creo que tengan mucha idea de quién soy, pero, bueno, estas personas son famosas a nivel global, es curioso que vivan en mi misma cuadra, ¿no?”, dice.

Por eso muchos artistas que se hartan de la ciudad y se van para allá.

“Ahí tenemos caballos, salimos a caballo, son como montañas, es muy bonito. Y llegamos de casualidad después de que una casa no me la quisieron vender por ser mexicanos”, declaró.

Pero más allá de ser vecino de famosos, Pepe Aguilar sigue enfocado en trabajar como artista independie­nte.

“Lo último que me quedaba y que hace año y medio se acabó, era tener un management; ahora ya tengo mi prohaciend­o”, pia oficina. Ya (tengo) todo: disquera, productora de espectácul­os, editora de música, dos disqueras: una donde están mis hijos y otra yo, una agencia de marketing y una productora digital”, agregó.

Todo lo que requiere un artista: disquera, mánager, productor y empresario, ahora lo resuelve él solo.

“Lo que me faltaba era ser empresario de mis propios shows, y ahora ya lo estoy aseguró.

Pero este trabajo es difícil, aseguró, se requiere de organizaci­ón y compromiso. Tan sólo en el espectácul­o ecuestre son 156 personas las que laboran con él.

“Te salen canas, hernias, se te sube la presión, no duermes, pero lo que todavía no me pasa es que no bajo de peso. Todo lo demás sí se ha fregado, pero el peso ahí sigue”, comentó sonriendo.

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