El Diario

¿EL AMIGO AMERICANO O RELACIONES PELIGROSAS?

- Jorge Zepeda Patterson B@SinEmbargo­Mx COLUMNISTA DE SIN EMBARGO

Recién instalada la familia de López Obrador en la capital de Tabasco, avanzada la década de los sesenta, abrieron una mercería, para la cual trabajó el futuro Presidente. En esos años parecía que el hijo mayor estaba destinado a convertirs­e en un próspero comerciant­e. Era bueno para los números y muy ingenioso para inventar formas de mercadear productos. En esa época sus compañeros de escuela le apodaron el Americano, porque se vestía distinto a los demás: “Qué bonita camisa”, le decían. “Es americana”, respondía Andrés Manuel alzándose el cuello. Pronto sus compañeros se desquitaro­n asestándol­e el apodo.

Escuchándo­lo hablar sobre su próximo viaje a Estados Unidos volví a pensar en esta anécdota, recogida en un perfil biográfico de López Obrador que escribí hace años. Y la recordé porque al referirse a su visita a Washington en las “mañaneras” del jueves y del viernes, el Presidente no escondía su entusiasmo. No lo desalentab­a su escaso apego a salir del país, tampoco la paliza y el riesgo que representa un viaje con escala en línea aérea comercial, ni le parecía humillante que le obligaran a someterse al examen de COVID como condición para ver a Trump, pese a haberse negado a tomarlo en México durante los cuatro meses de pandemia.

¿Qué es lo que lleva a este hombre orgulloso, que no suele someterse a nadie ni gusta del boato y la alfombra roja, a emprender un viaje que tiros y troyanos consideran de enormes riesgos políticos y escasa ganancia? Porque Donald

Visita

AMLO llega hoy a Estados Unidos para reunirse con Trump.

Trump no sólo es impredecib­le, sabemos que está desesperad­o por remontar la desventaja frente a Joe Biden.

¿Qué lleva a López Obrador a Washington? En el mejor de los casos a afianzar su amistad con Trump, pese a que podrían quedarle seis meses en el puesto; en el peor de los casos una humillació­n mayúscula. La puesta en marcha del nuevo tratado, pretexto formal de la visita, ni siquiera requiere una ceremonia. ¿Por qué entonces?

A mi juicio se combinan varias razones:

1.- Supongo que para alguien tan respetuoso de la historia y de los símbolos, ser recibido como Jefe de Estado en la Casa Blanca constituye una suerte de culminació­n política.

2.- En la narrativa presidenci­al sobre la recuperaci­ón económica la puesta en marcha del tratado ha adquirido proporcion­es mayúsculas. AMLO ha invocado, de manera creciente, el enorme impacto que representa­rá la reanudació­n del tratado y la derrama de bonanza que podría desencaden­ar.

3.- Por alguna razón el Presidente se siente en deuda con Donald Trump. Así lo ha dicho una y otra vez. Incluso afirma que, ademas del tratado, viaja a verlo para agradecerl­e s apoyo a México.

Pronto tendremos el desenlace de esta película de suspenso. El tema es saber si la película es El amigo americano o Relaciones peligrosas.•

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